Surrealismo palmero y bovino, un “mar y montaña” visual

«Lo siento mucho, pero ante esta foto no voy a hablar de vacas”, comienza el artículo Carlos Santana Jubells en esta entrega de la serie “Baúl del lector” que se centra en la composición de la misma, de surrealismo palmero en su opinión, publicada en un libro de viajes de 1909. [En PELLAGOFIO nº72 (2ª época, febrero 2019)].
Por CARLOS SANTANA JUBELLS
Historiador, archivero y gestor documental
PELLAGOFIO va dedicado este mes a las razas bovinas de Canarias. En esta foto de los primeros años del siglo XX les presentamos a una yunta de vacas palmeras arrastrando un trineo-carrucha. Para más datos, por favor lean la revista o acudan a su ficha en el sitio web de la Sociedad Española para los Recursos Genéticos Animales (SERGA) o de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias. En otras palabras: lo siento mucho, pero ante esta foto no voy a hablar de vacas.
En 1909 fue publicado en Londres un libro de viajes (género que hacía verdadero furor en la Britania colonial) llamado In the Canaries with a Camera, escrito por Margaret d’Este, con ilustraciones y fotografías de la señorita R. M. King. Viajan las dos inglesas soñadoras durante seis meses por Gran Canaria, Tenerife y La Palma. En la página 164 se narra cómo se dieron un paseo en burro por Santa Cruz de La Palma, “on the outskirts of which, at the mouth of a dry river-bed, we came to a strange ship or barge built of stone. This is the ship of our Lady of the Snows”.
Escrito en una extraña tercera persona, la autora se refiere a sí misma como “la señora”; así, en un español que chirría inserto en un exquisito inglés
Escrito en una extraña tercera persona, la autora se refiere a sí misma como “la señora”; así, en un español que chirría inserto en un exquisito inglés que ya resulta arcaico. Me imagino a la señorita King organizando con cierto frenesí la escena antes de tirar la foto. No hay quien se crea que las vacas pasaban casualmente por allí. Y casi no tengo dudas de que la composición de la imagen es producto del sarcástico humor británico, pues no me negarán que un barco y una yunta de vacas en rumbo de colisión no tienen toda la gracia del mundo, con todos mis respetos por el Barco de la Virgen y, por supuesto, por los bovinos palmeros. Un “mar y montaña” visual en toda regla.
Y ya el detalle del grumete en la proa oteando el horizonte es para nota.
Y es que La Palma −isla en la que he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida y a la que amo con toda el alma− siempre ha tenido un aura surrealista, a la que esta imagen rinde un homenaje exquisito e indiscutible.