La era se presta, el estiércol se queda: es la ganancia
La isla de El Hierro, a fuerza de vaca criolla

Juan Martín repasa los recuerdos sobre un animal que tenían a su lado los herreños en otros tiempos en la era o en los caminos: la vaca de la tierra que muchos isleños llaman “vaca basta”. Tenía la exclusiva para el transporte (arrastre) de vigas de lagar, además de arar y trillar, pero raramente se dejaba ordeñar si perdía la cría. “No había manera”, dice. [En PELLAGOFIO nº101 (2ª época, noviembre 2021)].
Por YURI MILLARES
Asus 88 años, cuando Juan García Casañas (Juan Martín) mira al pasado salpica su relato de referencias a un animal que siempre ha estado presente en su vida, como en la de muchos herreños: la vaca. En su casa del valle del Golfo tuvo las cuadras con las últimas que criaba, unas vacas de leche, cruzadas, de las que presume orgulloso. Pero su abuelo materno y su padre tenían de las que llama “criollas, vacas rústicas para trabajar que daban poca leche. Vaca a la que se le muriera la cría se perdía el fruto del año, porque no se apoyaba: se decía que no le bajaba el apoyo, no le podías sacar la leche. Tenía que tener la cría”.
«La primera vaca basta que se ordeñó por esta zona fue una de mi padre que parió el primer año y cuando estaba suelta fue a verla y la cría estaba muerta»JUAN MARTÍN
Aunque había unas “que les decían suizas, más pequeñas, que sí se ordeñaban, aunque no tuvieran cría”, con las vacas criollas “no había manera…”, dice. Sin cría no daban leche ¿O sí? “La primera vaca basta que se ordeñó por esta zona fue una de mi padre que parió el primer año y cuando estaba suelta fue a verla y la cría estaba muerta. Trató de ordeñarla y aquello fue una novedad, porque desde el primer momento se dejaba. La naturaleza es lo más grande que hay”.

Curiosamente, en los siguientes partos que tuvo “se preocupaba por la cría, la lamía (aquí le decimos limarla), pero cuando el becerro se levantaba e iba para la ubre, se ponía a mirar para todos sitios para que le quitaran la cría; la quería, pero no la dejaba mamar. Nunca mamó una becerra de ella. Era mansita, pero se crio así”.
Aunque era habitual que el herreño tuviera cabras y vacas e hiciera el queso con ambas leches, en casa de Juan “el queso era de vaca sola”. Unos quesos con cuya venta se obtenía el dinero para ir a la tienda a comprar arroz, azúcar y lo que hubiera. “El que tenía mucho queso y compraba poco, el dinero era para el bolsillo; y al que no le alcanzaba tenía que comprar fiado. Había personas pobres pero honradas y otros que no eran tan pobres, pero sí sinvergüenzas, y llegaba un momento que le decían «no te fío más» y entonces tenían que ir a comprar a otra tienda”.
«Las vigas de las casas se llevaban con bestias y con hombres, pero las vigas del lagar las arrastraban vacas criollas»
A sus vacas lecheras no las bautizaba, porque “ponerle nombre es para trabajar con ellas y llamarlas”. Y no sólo para arar y trillar. “Las vigas de las casas se llevaban con bestias y con hombres, pero las vigas del lagar las arrastraban vacas. Vacas bastas, criollas de aquí”, con nombres como Canaria, Florida, Mansita, Morisca…
Las eras “se prestaban, igual que los lagares; había alguna en la que trillaban varios vecinos y se turnaban. A lo mejor tenía uno un frescal* (depende del bolsillo y de los medios de cada uno) o tenía sólo una espajadura*, que es lo que se le echa de una vez a la era”. Pero mientras otros trillaban con una vara tocando a la vaca, en casa de Juan “se hacía casi siempre montado en una bestia: las vacas delante y uno se montaba en una bestia y tocándola. Cuando se cansaban, ellas solas se viraban, se daban vuelta; pero cuando no, las viraba uno”.
«Si uno trillaba a pie, llevaba un cubo viejo en la mano para cuando mearan o cagaran las vacas»
Cuando habla de “bestias” confirma que “la mayoría de las veces eran burros… Y atentos para que las vacas no cagaran en la era. Si uno trillaba a pie, llevaba un cubo viejo en la mano para cuando mearan o cagaran; y si iba en bestia, desde que veías a una levantar el rabo… «¡fulano, vete a la vaca…!» y se recogía. Era lo único que le quedaba al dueño de la era a su favor: el estiércol”.
Unas moras que casi cuestan la vida por un toro gallado
Juan tenía un toro que el marchante Genaro Padrón decía «por mil pesetas no cruzo el cercado tuyo estando embrumado»
Juan García Casañas tenía un toro joven de esos animales que el marchante Genaro Padrón decía “por mil pesetas no cruzo el cercado tuyo estando embrumado”. Era, recuerda, “un novillo que aquí decimos gallado*. Fue un año como este, que había bastante hierba en El Golfo. Lo tenía en Nisdafe y tuve que traerlo para abajo, porque eso era gallado-gallado, que como hubiera vacas por allí cerca era el demonio”, dice.
Un día que “traía barriles de agua para irle poniendo en un bidón”, llega su esposa, Carmen, a coger moras de un árbol próximo. “El novillo, desde que la vio: ¡goooj-goooj! Ella se baja de la pared para coger las moras cuando el novillo se dio cuenta y se vira. Ella me dice «¡corre Juan!» y se subió en un gajo*. Yo estaba mosqueado, ¿y si le manda* al gajo y se cae Carmen al suelo? Ya yo me iba a tirar de la pared al suelo para cogerlo cuando Tedi, el perro, me pasa al lado. Estaba en casa, a 300 metros, y en cuanto oyó gritar a Carmen vino corriendo se le clavó al novillo y no lo soltaba. Primero se le colgó del muslo y después de una quijada”, impidiendo que se acercara a Carmen.
*VOCABULARIO frescal. “(Del port. dial.) hacina [= montón de haces de trigo, que se forma en los campos durante la siega, colocado de modo circular, con las espigas hacia el centro]. (…) Parece tratarse de un uso nacido de la similitud del frescal con una persona baja y gruesa” (Diccionario histórico del español de Canarias).gajo. “Rama en el árbol y viva. (…) Se dice que los árboles y arbustos tienen «gajos», y muy raramente que tienen ramas” (Pancho Guerra, Obras Completas, t. III, “Léxico de Gran Canaria”). gallado. Del verbo gallar, “aumentar o intensificar, especialmente el deseo sexual” (Diccionario histórico…). mandar. “En Cuba y Colombia, dar, pegar. (…) Muy usual en Canarias” (cita el Diccionario histórico del español de Canarias) ● |