Historia Oral

Las papas, a hombros o en mulo hasta la falúa

La aldea de Franceses, en el norte palmero de Garafía, es un enclave bien comunicado por carretera. Sin embargo, sus casas se asoman al mar desde una considerable altura entre montañas, a las que antes se iba en falúa. Así lo recordaba Regino Pérez, cuando se cumplían 50 años de la carretera. [En PELLAGOFIO nº 32 (1ª época, mayo 2007)].

Por YURI MILLARES

Las papas coloradas de Gino./ FOTOS YURI MILLARES
El monte, como llaman a ese norte montañoso y frondoso en el municipio de Villa de Garafía, surtía a los vecinos de las aldeas diseminadas en la zona de varas y carbón, productos que exportaban a otras islas junto con las papas que cultivaban en el propio monte, o en los huertos que rodeaban las casas en Cueva de Agua, Llano Negro, Las Tricias, o en Franceses, donde localizamos a Regino Pérez Pérez, Gino. Toda la costa norte de La Palma estaba conectada al exterior por numerosos embarcaderos (porís) en los que recalaban falúas para trasladar pasajeros y mercancías. Gino bajaba al porís, precisamente, “varas*, papas y carbón a lomos por esa costa; ahí bajaba un camino a la costa, un camino de vueltas cortitas, estrecho y con curvas, que cuando uno bajaba maderas metía la punta del palo por una curva para fuera y luego iba cambiando de hombro porque no podía dar la vuelta”. Era un trabajo, reconoce, “peligroso y duro”.

«Bajaba un camino a la costa, estrecho y con curvas, que cuando uno llevaba maderas metía la punta del palo por una curva para fuera y luego iba cambiando de hombro porque no podía dar la vuelta»REGINO PÉREZ

“Entonces se estaba acostumbrado a eso”, decía quitando importancia al hablar de ello cuando se cumplían 50 años de la apertura de la carretera que lo sacó del aislamiento, pero “ahora tiene uno que bajar caminando y sin llevar nada y no va”. A ese puerto (en realidad un rudimentario embarcadero) llega ya carretera.

Papas van, trigo viene
“Antes todo se embarcaba por ahí. Era rara la semana que no venía la falúa*. No cargaba sino cosas para comer, se llevaba las papas y traía trigo, millo. Por aquí no había carretera, que fue enlazada en el 59”. La alternativa a la falúa antes de 1959 era llevar las cargas en mulo o a hombros hasta el pueblo de Barlovento por el este o al de Tijarafe por el oeste, por senderos interminables entre montañas. Por eso, dice, “todo era por la falúa”.

«Era rara la semana que no venía la falúa. No cargaba sino cosas para comer, se llevaba las papas y traía trigo, millo. Por aquí no había carretera, que fue enlazada en el 59»REGINO PÉREZ

El propio Gino, en aquellos últimos años de aislamiento en Franceses, ya había podido adquirir un mulo, “pero primero –insiste– era todo al hombro”. Incluso tener una bestia de carga era un lujo. “Yo me acuerdo el tiempo en que en este barrio había tres mulos nada más. Lo demás era todo movido al hombro. Aquí vino a haber mulos para trabajar todo el mundo del [año] 60 para arriba. Yo el primero que tuve lo compré en el 52. Y bajaba uno de arriba [del monte] tres sacos de carbón”.

La falúa llegaba hasta una “puntita” de roca en la costa y atracaba como podía. “También atracaba la chalana* que traían para cargar las varas para fuera, al barco [que fondeaba], que era una chalana de esas chicas de remo”. Allí llevaba las papas que cultivaba y con las que todavía le vemos el día en que tuvo lugar la entrevista, donde tenía sembrados siete sacos de papas coloradas, una semilla antigua menos rentable, pero “me gustan –se ríe–, son unas papas buenas de comer y son de las más antiguas de Canarias”.

En el llano de la Pernada, al borde mismo del acantilado, tiene Gino este sembrado de papas./ FOTO Y. MILLARES
Una mata, 30 papitas
Y hablando de papas, cita “otra que llamaban malgara, que ya se desapareció completa, el último que la sembró aquí fui yo”. Después se quedó sembrando una que llamaban moruna. De un saco de semilla de las llamadas “papas de color” (como la colorada) Gino recogía una cosecha de ocho sacos. “Dicen que las otras [nuevas: caras, recaras] dan 20 y 30 sacos”. Pero se mantiene en preferir las antiguas: “Sí. Una porque en aquellos años fueron la que mantuvieron a la gente, otra porque son buenas”. A lo que hay que añadir que dan cuatro cosechas al año. “Sembramos en enero, febrero y marzo. Después se siembra en el mes de junio y después se siembra en septiembre y se vuelve a sembrar en diciembre”, rotando las tierras porque “si se siembra todos los años en el mismo sitio, termina por no dar nada”.

Otra semilla, identificada como la más antigua de papa en La Palma es la corralera. “Este año perdí la semilla, me parece –decía–. Sembré aquí encima y se la comió el viento completa. Son de poquito rendimiento, chiquitas, echan muchas cada mata*. El año pasado cavé* matas que tenían hasta treinta y pico [papas], algunas eran como judías. No se siembran sino una vez al año, de septiembre a septiembre”.

■ HABLAR CANARIO
13 viajes, 104 fejes, 520 pesetas

La llegada de la falúa desde Tazacorte o de Santa Cruz de La Palma a los difíciles puertos de la costa norte atraía a numerosos vecinos, que aprovechaban para bajar o subir carga. Más aún si lo que llegaba era alguno de los barcos de las rutas de cabotaje insulares. “Cada vez que venía uno iba un montón de gente abajo para el puerto”, dice Gino. Eran la mano de obra para cargar y descargar las barcas que se acercaban a la costa desde donde fondeaba el barco, a una distancia prudencial de los acantilados. Por transportar una carga con el mulo hasta el puerto cobraba “¡4 duros!”.

Estuvo cinco años trabajando en el monte, recuerda, en “esos remates* de ahí encima, del lomo que está frente al puerto: tenía cuatro mulos y me pagaban a duro el bulto. La tarea que tenía era dar 13 viajes, 104 fejes, 520 pesetas al día; los otros ganaban 70, 80 pesetas por las varas que cortaban. Y yo ganaba 520 pesetas y aquello era un dineral”, no puede evitar reírse al pensar en ello. Y después de un día subiendo y bajando del monte al puerto, tenía que volver por la noche arriba a cortarles comida para dar de comer a las bestias.

*VOCABULARIO
cavar papas. Sacar las papas de la tierra para recoger la cosecha.

chalana. Barquita de fondo plano que se emplea como auxiliar. “Bote de popa cuadrada”, describe Carmen Díaz Alayón para La Palma (citada en Tesoro lexicográfico del español de Canarias).

falúa. Barca grande de motor para el transporte de pasaje y carga (ver Tesoro…).

mata. Planta (aquí, de la papa) o árbol (en este caso, se dice también mato).

remate. Terrenos que en el monte se dedicaban, previa autorización, para extraer madera. “Trozo de monte para hacer carbón” (cita el Tesoro… a Mónica Díaz Tabares).

vara. En La Palma, palos que se cortaban en el monte para su uso en las plantaciones de tomateros y en las plataneras. Se exportaban, sobre todo a Tenerife y Gran Canaria. “Palos delgados de dos a tres metros con los que se hace el armazón para sujetar el cañizo o ‘soco’ de cañas que ha de proteger los tomates del viento” (Orlando García Ramos, Voces y frases de las Islas Canarias) ●

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