Oficios del mundo rural

“Antes de barrer hay que mojarle el puño a la escoba”

Aventino Medina trabaja la hoja de palmera con un único fin: fabricar escobas. Su taller lo tiene en una de las cuevas del poblado troglodita de Acusa Seca (Gran Canaria), donde antiguamente guardaban las semillas. Su madre vive aún en una casa-cueva cercana; pero él aprendió con su abuela. [En PELLAGOFIO nº 34 (1ª época, octubre 2007)].

Por YURI MILLARES

Acusa Seca es un poblado de la cumbre de Gran Canaria en el que vivieron los primitivos habitantes de la isla (frente a él, en otro grupo de cuevas del mismo asentamiento, se han hallado momias sobre tablones de tea que se dataron en el año 570 y se encuentran en El Museo Canario) y que, tras la conquista castellana, ha seguido habitado hasta el día hoy. Bajo un imponente relieve acantilado, viviendas, graneros y cuadras excavadas en la roca han servido durante generaciones de habitación a sus gentes, dedicadas a trabajar las huertas a sus pies, que atraviesa el barranco Grande, como lo conocen sus hoy pocos vecinos. Aquí no hay lugar para vehículos y todo el conjunto se comunica por serpenteantes veredas y caminos.

La parte más delicada de la escoba es el puño, “si se desbarata, ya no sirve” dice Aventino.| FOTO YURI MILLARES

Con un largo machete que fue de su abuelo corta hojas de palma y allí mismo les quita los ‘espuchos’ con un hacha…

En una de las casas-cueva, que destaca por su frondoso jardín, todavía vive la madre de Aventino Medina Martín, natural de este lugar como también lo fue su abuela. Esta última fue la que le enseñó a trabajar la hoja de palma, materia prima que abunda en el fondo del barranco donde crecen ejemplares de palmera canaria. Cuando tenía ocho o nueve años recuerda que ya le decía “ven pa’ que aprendas”, pero Aventino prefería entonces dedicarse a lo que cualquier niño de su edad. Por poco tiempo. “A los trece años pegué yo solo a hacer y vender”, dice.

Para conseguir la hoja de palma, Aventino baja “a la huerta –según explica; unos 500 metros por debajo de las cuevas–, subo a la palmera y tengo que cortarla”. Con un largo machete que fue de su abuelo, en efecto, corta hojas de palma y allí mismo les quita los espuchos con un hacha (las espinas que le crecen en la base del tallo de la hoja de palma, el pírgano). También allí deja las pencas que corta para que se vayan secando y que, cuando, por fin, las vaya a subir a la cueva donde trabaja, sean menos pesadas.

…También al pie de las palmeras deja las pencas que corta, para que se vayan secando y que, cuando, por fin, las vaya a subir a la cueva donde trabaja, sean menos pesadas

Cueva tiznada
El interior de la cueva presenta sus irregulares paredes tiznadas de negro. “La gente de antes quemaba el techo de las cuevas para que se conserve el risco y no se descascarane”. Del ramo, como llama a la hoja de palma, saca entonces las puyas, las tiras tiernas que salen del pírgano y en conjunto forman el ramo: él llama a esta tarea “abrir” el pírgano para estoñar hacia atrás e ir cogiendo las puyas. Las puyas salen unidas en un extremo del que salen tres o cuatro, por ese lado las cuelga del borde de un gran cesto para tenerlas a mano cuando se pone a fabricar escobas, tarea en la que se ha especializado.

Apenas tarda escasos minutos en tener una escoba hecha, que remata haciendo el puño –la parte más importante, ya que de su buena hechura depende su mayor durabilidad– con la penca más blanca que escoge cuidadosamente del centro de la palmera. En el puño va clavado el palo de la escoba, que es del propio pírgano. “Antes de barrer hay que mojar un poco el puño –recomienda– para que esté amorosito y no se salga el pírgano”. Y después, al guardarla, se le pone una piedra encima “porque la escoba se suele regañar por debajo, se abre”.

■ PASO A PASO
Amarrada con tomisa
Fotos de YURI MILLARES
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Antiguamente casi todas las mujeres de Acusa trabajaban la hoja de palma y, en el caso de las escobas, amarraban el puño con tomisa: soga hecha de la propia palma trenzada, de ramos tiernos del centro. Aventino emplea hoy soga o hilo de pita ●

1. De la cintura al pie
Aventino coge un trozo de hilo y, con la pierna estirada, ata un extremo en su zapato derecho, amarrando el otro extremo en su cintura. Sobre el hilo va colocando puyas, que cuelgan hacia el interior de su pierna.
2. Enrollar hacia el pie
Cuando ha cubierto el hilo con puyas desde el zapato al muslo, comienza a enrollar el hilo en dirección al pie. Al terminar, lo ata todo fuerte.
3. El hacha empareja
Sobre una base de tronco de árbol apoya las puyas atadas y empareja la futura escoba a golpes de hacha: primero cortando lo que sobra por arriba.
4. El puño
Introduce un puño de hojitas de palma muy blancas por la parte de arriba para hacer el puño, que ata fuertemente. Empareja ahora con el hacha por debajo y le clava el pírgano, a modo de palo de la escoba.

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