El peto es barruntón y su reclamo es otro peto

La pesca artesanal del peto (‘Acanthocybium solandri’) en la isla de El Hierro ha ido evolucionando al ritmo de los tiempos (a los remos le han sucedido los motores) y del ingenio de los pescadores (el reclamo ya no es un trapo blanco, sino una réplica del propio peto hecho en madera o fibra), pero se sigue haciendo con arpón y jalando con bichero. [En PELLAGOFIO nº 86 (2ª época, julio 2020)].
Por YURI MILLARES

Al disponer de las tardes libres se ha dedicado a hacer señuelos para la pesca de este pez, que utilizan otros pescadores en sus barcos. La singularidad de estos reclamos, hechos para atraer la curiosidad de los petos cuando suben a la superficie, es que son réplicas exactas del propio peto. Los primeros modelos, que alguien trajo de Tenerife, eran de madera y se fueron perfeccionando, dándole la forma del pez con más esmero e incluso pintándolos para un mayor parecido.
«El remero tenía que saber remar, no podías chapotear o el que iba a tirar el arpón te echaba la bronca; había ir para atrás intentando no espantar al peto»ALBERTO ARVELO

Antiguamente, la pesca había que hacerla en barcos a remo y el reclamo era un trapo blanco “con una boya para que no se hundiera”, describe. “La boyita era blanca y el trapo atrás, también blanco –explica, por su parte, José Dorta, veterano pescador más conocido como Semi–. Ibas aguantando y cuando salía a reconocer, porque el peto sale a reconocer, decías [al remero] “¡síguelo, síguelo!”, pero la mayoría de las veces no se dejaba ni tirar. Lo más que se cogía antes eran cuatro o seis petos”.
“Iba a remos –señala Arvelo a Semi–. Imagina el trapito allí flotando y tú de pie, pero no en la punta del barco, al contrario, en la popa; con el de los remos en el centro, aguantando delante para que se mantuviera el trapo moviéndose. Sale un peto y jala a remar para atrás, y el otro en la popa con la vara preparada. El remero tenía que saber remar, porque no podía chapotear o el que iba a tirarle al peto le echaba la bronca; había que ir para atrás intentando no espantar al peto. Y es lo que dice José Dorta, que se cogían seis o siete. El año pasado, con un peto que le hice, cogió 31 seguidos, tran-tran-tran, y a las doce y media se vino para casa”.
«Estos señuelos siempre han existido, lo que pasa es que se han ido perfeccionando», añade el pescador Semi, que también habla de «la pesca de petos al conejo»

De madera y, después, de fibra
El primer reclamo con la forma de un peto que hizo Arvelo, de madera, pesó 18 kilos. “Le tuve que poner nueve kilos de plomo en la barriga, para lograrle la flotabilidad recta”, detalla. Para ello tuvo que abrirle un agujero con una broca de madera y fundir el plomo dentro. Los siguientes reclamos en madera consiguió que fueran menos pesados, hasta que se pasó a la fibra y ahora “no pesa nada, cinco kilos como mucho”, dice con uno en sus brazos.
«La flotabilidad se la da que es hueco por dentro; al de fibra, en vez de plomo, se le pone resina líquida con arena en la quilla»ALBERTO ARVELO

A continuación, tiene que contrapesarlo en el agua, “para ver dónde pongo las boyas, si más adelante o más atrás, para que se mantenga derecho”. Entonces lo cierra y empieza a ponerle “el cerro –como llaman los pescadores canarios a la aleta dorsal– y hacerle la forma”. Con los trozos de boya y resina en los huecos, el peto de fibra queda sumergido en el agua asomando sólo las aletas dorsal y caudal, igual que nadaría un peto de verdad.
Los barcos que se dedican al peto con reclamo tienen una pasarela en la proa, donde se pone el pescador con el arpón, «porque al peto lo que se espanta es la roda», dice Arvelo

Desde una pasarela en proa
Los barcos que se dedican al peto con reclamo tienen una pasarela en la proa, donde se pone el pescador con el arpón, “porque al peto lo que se espanta es la roda”, dice Arvelo refiriéndose a la pieza del barco que forma la proa. “En una zona donde la sonda te marca tacos de petos, paras, echas la muestra en el agua y te quedas quieto. Incluso le das atrás, para que no se te meta cerca del barco detrás; le das una paladitas al barco para que se quede más lejos. Los petos de verdad suben y entonces le das a avante, la caña la tumbas de un lado y el señuelo va caminando. Si el peto viene de allí, la tumbas para el otro lado, para ver lo que está haciendo”. Así, el peto ve que el reclamo camina hacia la otra banda “y se va a encontrar con el barco, donde está el pescador preparado para echarle el arpón”.
El arpón es una vara con un gran anzuelo que, si acierta y se clava en el peto, se suelta de la vara
Después, experiencia y puntería. “Así y todo, se falla, porque en el último momento antes de lanzar, el peto cambia de dirección si se espanta de algo y te cae la vara por un lado y no lo tocas”. El arpón es una vara con un gran anzuelo que, si acierta y se clava en el peto, se suelta de la vara. Entonces “la vara queda flotando, porque es de madera, y como la tienes sujeta con liña jalas hasta que se canse. Hay algunos que los coges más rápido, otros que le tiras el anzuelo y va justa a la espina dorsal, se la partes, y como no puede nadar lo metes rápido para dentro. Y con el bichero jalas y para dentro”.