“En Canarias no hay ninguna fábrica más de mosaicos”

A mediados de los años 90, Eloy Concepción González puso en marcha una fábrica de mosaicos hi»dráulicos (baldosines) con una vieja maquinaria que rescató del olvido en Tazacorte. De modo totalmente artesanal, fabrica una a una cada pieza, con sus colores y dibujos igual que se hacía medio siglo atrás. [En PELLAGOFIO nº 36 (1ª época, diciembre 2007).]
Por YURI MILLARES
La maquinaria, dice Eloy Concepción, era de otra persona que la tenía en Tazacorte. Él vio cómo funcionaba prestando atención a su manejo y a la fabricación de los singulares mosaicos después de rescatarla, porque “ya estaba perdida y un día decidimos juntarla; estaba todo guardado en un almacén hasta que me decidí a montarlo para que no se perdiera”.

Aquella persona murió, pero Eloy ya se había convertido en el relevo, con la fábrica instalada ahora en una nave en las afueras de Puerto de Tazacorte y los conocimientos básicos para ponerla en marcha (y, también, con la ayuda de otro conocedor del oficio, maestro Juan Sánchez, que, ya jubilado, a veces se acercaba a echar una mano y explicarle: “Yo empecé en el 47 en Las Palmas”, decía una mañana en los primeros años de funcionamiento de la fábrica). “En Canarias no hay ninguna fábrica más de mosaicos, para las casas, para las terrazas y para las aceras”, añade el emprendedor Concepción González.
De los años 30
La maquinaria es de los años treinta y su elemento principal, una prensa hidráulica que ejerce una presión de tres toneladas sobre el cajillo donde se colocan los colores y la mezcla de productos que, por simple presión (y ninguna otra actividad añadida, por ejemplo de horno), da como resultado un sólido mosaico con el que vestir el suelo de una casa.
Antes de disponer de la prensa hidráulica se hacía con una prensa de palanca con el que «la gente hacía presión para que aprisionara el mosaico, hasta que vino este motor en los años treinta desde la Península»ELOY CONCEPCIÓN
“Esto es simplemente un motor –señala Eloy al núcleo de la prensa hidráulica– y el líquido es agua en un circuito cerrado. Abro la llave y lleno el depósito para el agua, vuelvo a cerrar para que no se salga y doy al interruptor que le da un peso de tres mil kilos. En la máquina de hacer los mosaicos abro una llave y la presión da todo el peso sobre el mosaico. Para cada mosaico es la misma operación”.
«Eso va por gramos y como te pases un gramo de pigmento, ya el tono lo nota. Es muy delicado. Hay que restregar el pigmento con las manos, cernirlo por varias cernideras»ELOY CONCEPCIÓN
Antes de disponer de la prensa hidráulica, relata, se hacía con una prensa de palanca con el que “la gente hacía presión para que aprisionara el mosaico, hasta que vino este motor en los años treinta desde la Península”. Lo más delicado en todo el proceso es obtener los colores exactos que se desean… y que siempre salgan igual: “Eso va por gramos y como te pases un gramo de pigmento, ya el tono lo nota. Es muy delicado. Hay que restregar el pigmento con las manos, cernirlo por varias cernideras, y que no coja polvo de otra cosa, porque, como coja polvo el tono cambia total; ¡y no lo notas cuando lo haces, sino cuando lo quitas del agua!”, advierte, después de haberlo experimentado cuando, tras 24 horas de reposo sumergido en agua, saca el mosaico y comprueba en alguna ocasión que no tiene el color que quiso buscar.
Tres mil kilos de presión
Fotos de YURI MILLARES
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En pocos minutos coloca Eloy Concepción las capas de diversos materiales que componen cada mosaico, en unos segundos lo prensa y tras 24 horas sumergido lo tiene al aire secando y listo ●

“Primero se hace el color”, explica. Para ello se mezcla pigmento mineral, cemento blanco y polvo de arena de mármol, haciendo una liga que quede líquida, pero ni muy clara ni muy espesa.

Ante la prensa hidráulica coloca la placa (base del molde) que limpia y unta con un líquido graso (a base de aceite cruda de linaza y petróleo).

Sobre la placa coloca el cajillo (molde) y, si lleva dibujo, un segundo molde interior llamado trepa, donde se vierten los colores con mucho cuidado (en este caso, después de poner los colores se retira la trepa).

Una vez el color en el cajillo y por ser una liga semilíquida, espolvorea por encima una capa de secante con una cernidora (elaborada con cemento y arena seca volcánica).

Una vez que el secante absorbe el líquido del color, puede pasar a la siguiente capa, ahora de gros, una preparación de arena con cemento semihúmedo que tiene al lado.

Con el color, el secante y el gros ya en el molde o cajillo, pasa la rasquilla para emparejar y que salgan todos los mosaicos iguales.
