Oficios del mundo rural

“Un palo en una orilla engruesa más porque chupa solo”

El oficio de leñador, otra de las profesiones en extinción del mundo rural canario, tiene en Manuel Hernández a su último representante en la isla de Gran Canaria. Se dedica al eucalipto, de donde se sacaban antes ramas para hornear tejas y palos para la platanera y los tomateros. Hoy sólo es leña. [En PELLAGOFIO nº 41 (1ª época, mayo 2008).]

Por YURI MILLARES

Manuel Hernández González aprendió el oficio de leñador de su padre, quien lo introdujo en el negocio cuando apenas era un muchacho de 14 años. Entonces se trabajaba con hachas, pero pronto se introdujeron las máquinas y hasta hoy y durante más de 30 años las ha manejado para tumbar eucaliptos, limpiar de ramas los palos y trocear leña.

Manuel Hernández saca a la pista de tierra troncos limpios, para trocear, de un bosquecillo en la finca Requemada (Moya)./ FOTO Y. MILLARES

Hasta hace unos 15 años, recuerda, del eucalipto –una madera muy dura y duradera si no se moja– se aprovechaba todo: con las ramas menudas y sus hojas tenían los tejeros con qué cocinar las tejas en hornos que había para ellos en Arucas o Moya; con los palos se sacaban horcones para sujetar los racimos de la platanera y varas para hacer las burras a los tomateros; con el resto de la madera se hacía leña que empleaban panaderías y en las propias casas cuando no había llegado aún el gas butano. Hoy, dice, lo que se corta es “para leña de restaurantes, panadería y pizzerías. Pero se está gastando muy poca; se corta más de lo que se vende”. Todavía queda algún agricultor que le compra palos para horcones, pero la mayoría usa en la actualidad tubos metálicos.

«El palo que era muy cambado se utilizaba para hacerle los zocos a los tomateros o a las plataneras…»

Atrás quedan los tiempos en que se vendían muchos horcones y varas. Incluso, dice, “el palo que era muy cambado se utilizaba para palos de zoco, para hacerle los zocos a los tomateros o a las plataneras. Usted sabe que hoy en día tienen muros para el viento; antes se cogía el palo que era muy cambado y no servía para apuntalar para las obras”.

«…Hoy en día tienen muros para el viento; antes se cogía el palo que era muy cambado y no servía para apuntalar para las obras»MANUEL HERNÁNDEZ

Manolo el de los palos, como lo nombran quienes lo conocen (así lo identificaron al preguntar este periodista por él, entre pistas de tierra, para localizarlo en la finca de un monte donde estaba trabajando días atrás), sólo se mueve entre bosques de eucaliptos de propietarios de Moya; para ir más lejos le tienen que regalar la madera o no le sale rentable. “Antes se cortaba cada dos años si era entresacada y cada cuatro si era ahecho”, dice, y lo explica: “Por ejemplo –señala un pie de eucalipto del que salen cuatro palos–: de ahí se cortaba esos los gordos, y los otros dos de abajo [más finos] se dejaban, y a la vuelta de dos años los dos de abajo estaban como éstos [de arriba], y cuando íbamos a cortar los dos de abajo, que ya estaban como los de arriba, ya los nuevos [que habían brotado] estaban como los de abajo. Entonces, el palo estaba siempre reproduciéndose. Esa es entresacada. Y ahecho es cortar el tronco y no dejar ninguno. Antes los palos se trabajaban mejor”, asegura, con los cortes cada dos o cuatro años, con palos más finos.

El día que PELLAGOFIO lo localiza en la zona de Lomo Negro, está tumbando eucaliptos de una finca que no se corta desde hace siete años. “Este palo, al estar en una orilla, se engruesa más, porque chupa solo, está solo comiendo –señala un eucalipto de buen porte al borde la pista de tierra que acaba tumbando–. Sin embargo, usted los ve ahí dentro –en el bosquecillo– más finos, porque se chupan unos a otros”. La rama fina la dejará allí, porque el propietario tiene vacas y la quiere para cama de los animales; si no, la amontonaría para evitar riesgos de incendio si queda esparcida

■ PASO A PASO
Por la dirección del viento

Fotos de YURI MILLARES
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“Siempre ha habido panaderías de leña y hornos”, explica el leñador Manuel Hernández. Ahora son casi sus únicos clientes, junto a restaurantes ●

1. Mirada al cielo.
Antes de tumbar un palo (tronco de eucalipto joven) mira al cielo para ver la inclinación del árbol y la dirección del viento. Entonces elige hacia qué lado lo va a tumbar.
2. Corte con la sierra.
Para cortar el tronco utiliza sierra de motor, que en pocos minutos hace su trabajo. Las ramas se estremecen y el palo cae finalmente.
3. Eliminar ramas.
Con el árbol tumbado, la sierra sigue en marcha para cortar las ramas más gruesas. Con un palo como referencia las corta a medida.
4. El hacha, también.
Para cortar las ramas más finas y dejar el palo limpio, sigue con el hacha pequeña.
5. Trocear y entongar.
La sierra vuelve a ser necesaria para trocear la leña de los palos tumbados. Después se hacen tongas hasta que se lleva la madera al depósito en una camioneta.

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