Sociedad rural

El terrier inglés, un ‘can’ que se hizo palmero

Entre finales del siglo XIX y principios del XX empresas británicas dedicadas al cultivo y exportación de frutas y hortalizas introdujeron en Canarias su terrier, eficaz perro alimañero, para eliminar las ratas de los almacenes de empaquetado. Cruzado con otros perros pequeños de las Islas, en el siglo XXI sólo queda el ratonero de La Palma. [En PELLAGOFIO nº 52 (2ª época, abril 2017)].

■ Artículo «Los canes de los aborígenes y los que vinieron después», por CRISTÓBAL GUTIÉRREZ, secretario de la Asociación del Perro Ratonero Palmero, al pie de esta página

Por YURI MILLARES

La Asociación del Perro Ratonero Palmero (ARPE) está tramitando el reconocimiento como raza autóctona de Canarias del heredero de aquellos terrier que vinieron al archipiélago como mascotas, pero sobre todo, perros de trabajo. Llegaron de la mano de los británicos que se instalaron en distintas islas del archipiélago cuando empresas del Reino Unido impulsaron el cultivo de plátanos y tomates. Utilizados en su país de origen para la caza de conejos, ratas, zorros y tejones, eran ideales para el control de roedores de los almacenes de empaquetado.

«Se trata del tipo canino más pequeño entre las razas autóctonas existentes en el archipiélago canario, aparte del escaso podenco enano de El Hierro y el desaparecido faldero de Tenerife»En el estudio morfológico de la raza

El perro ratonero es un cazador de ratas muy eficaz.| FOTO T. GONÇALVES

“En 1928 todavía hubo un brote de peste bubónica en Tazacorte, hubo que quemar almacenes e ingenios. Llegó en la paja que traían barcos, donde se colaban ratas con pulgas que son el vector de transmisión. Los perros ratoneros ayudaban al control de la plaga”, explica Cristóbal Gutiérrez, secretario de ARPE. Al hacer un repaso por la historia de este perro, el expediente para tramitar su reconocimiento expone que “tras su introducción en las Islas, recibieron a lo largo del tiempo algunos mestizajes con pequeños perros locales sin raza definida, utilizados para el mismo fin: el exterminio de roedores”.

Según el estudio morfológico que realizaron para documentar la raza, “se trata del tipo canino más pequeño entre las razas autóctonas existentes en el archipiélago canario, aparte del escaso podenco enano de El Hierro y el desaparecido faldero (bichón) de Tenerife. Es un lupoide de pequeño tamaño, pelo corto y liso y cola corta, avispado y bullicioso”.

«Pérdida de un perro ratonero», en ‘Diario de Las Palmas’ 10-VIII-1897.

El estudio genético realizado a 58 individuos pertenecientes a la “Agrupación Racial Canina Perro Ratonero Palmero”, cuyo resultado se incluye en el artículo “Caracterización genética, a nivel de ADN mitocondrial y nuclear, de cinco razas de perros de las islas Canarias” firmado por científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas y el Hospital Nacional de Niños de Columbus (Estados Unidos), publicado en inglés en febrero de 2013 en Animal Genetics (Immunogenetics, Molecular Genetics and Functional Genomics), concluye que “el perro ratonero palmero constituye una raza bien definida”.

Hace cien años
“Los ingleses también trajeron a Tenerife, La Gomera y Gran Canaria los terrier ratoneros, pero en estas otras islas no he visto que se conservaran entre agricultores y gente mayor, salvo en Gran Canaria, donde sí se mantuvieron ratoneros, pero curiosamente se mantuvo un tipo más pequeño, de pata más corta”, añade Gutiérrez de las investigaciones realizadas por la asociación para documentar la historia del “ratonero inglés” –como era conocido en Gran Canaria y donde la última pareja la tuvo el criador de perros Juan Pérez (Casa Pancho) hasta los pasados años 80– y del “ratonero palmero”, pues es en la isla de La Palma donde “la cría de este tipo de perros se mantiene de forma continuada y hasta la actualidad desde hace cien años”, dice.

«El ratonero palmero nace con la cola corta, cosa que no ocurre con el bodeguero andaluz»CRISTÓBAL GUTIÉRREZ, secretario de ARPE

Cuando escucha que el ratonero palmero es en realidad el bodeguero andaluz, reconocido como raza en 1996, Gutiérrez ofrece toda una batería de información y documentación para diferenciar a uno del otro. Un dato importante, señala, es la cola del perro. “Cuando tienes un perro de rabo corto es porque se lo cortas, pero hay razas que nacen de rabo corto debido a muchos siglos de mutilación. Viene de tradición inglesa, que usaban los terrier en la caza del zorro y el tejón en madriguera, para ayudar al perro tirando de él por la cola: se la cortan y dejan con la longitud suficiente para poder agarrarlo con la mano y sacarlo de la madriguera, si lo tiene largo se le puede enroscar hacia delante”, explica.

Con gabardina, directivo inglés de la compañía Fyffes, junto a su terrier en Argual (La Palma, 1919).| FOTO CEDIDA POR FAMILIA GÓMEZ RODRÍGUEZ

“El ratonero palmero nace con la cola corta, cosa que no ocurre con el bodeguero andaluz”, dice. Otro detalle son los uñeros en las patas traseras, que pueden ser dobles como en el bardino majorero. “Es una característica que viene porque los ingleses trajeron terrier puros y se mezclaron con los perrillos de aquí, los satos –perros pequeños sin raza definida–, que servían para el mismo trabajo y como los perros antes estaban siempre sueltos, se mezclaban. Se parecen al terrier pero llevan cruce de perrillo”.

Mr. Gerald y Mr. Arthur
No se sabe con certeza de que áreas o condados procedían exactamente los terrier traídos a Canarias (y de cuya presencia en las Islas hay referencia en la prensa desde finales del s. XIX: por ejemplo, en Diario de Las Palmas 10-VIII-1897). En el caso de La Palma, dice Gutiérrez, “se conoce que miembros de la empresa Fyffes Ltd. procedían de la parte norte de Inglaterra, de condados colindantes con Escocia y también del sur, Portsmouth, pero los perros podían haber sido embarcados desde cualquier puerto británico”. En Tazacorte y Argual eran muy conocidos Mr. Gerald y Mr. Arthur (castellanizados como don Gerardo y don Arturo), uno de los cuales aparece en una fotografía en 1919 con su terrier junto a directivos de la Compañía Agrícola y Comercial, representante en La Palma de la compañía Fyffes.

Una foto de moda en La Palma en los años 30: niño pequeño con perro ratonero.| FOTO ARCHIVO ARPE

El archivo fotográfico disponible incluye numerosos retratos de niños con ratoneros, muy de moda en La Palma en los años 30, donde “queda claro que se trataba exclusivamente de terriers de pelo corto y manto blanco o parcheado, de tipo similar al actual Parson Russel terrier de pelo liso”, describe. Por las fotos se ven sus colores, “blanco y canelo, blanco y negro y, más raro, blanco sólo; a nosotros actualmente no nos salen blancos. Lo más común es blanco y negro”, añade.

En los años 80, “la llegada de nuevas razas populares tanto grandes como pequeñas desplaza a los ratoneros palmeros. Su presencia acusa un notable descenso, conservados sólo por algunas personas mayores en Tazacorte a partir de ejemplares procedentes de los Llanos de Aridane, donde siguieron ejerciendo como ratoneros poco tiempo más, pues la normativa ya no permitía la presencia de perros sueltos dentro de los almacenes. La perra ratonera Sabrina –así bautizada por la popular intérprete que en aquellos años cantaba Boys, boys, boys–, fue la última, todavía en 1992, en el almacén de empaquetado de plátanos de Llano de Argual.

En cada casa
“Hasta los años 70, sobre todo en los campos –dice Andrés Rodríguez Leal, presidente de ARPE– no había casa en La Palma que no tuviera un ratonero, pero con la introducción de otras razas se fue abandonando. Yo desde pequeñito iba con mi padre desde Tijarafe donde vivía a Tazacorte a vender tunos, o simplemente a la escuela, y cada vez que veía un perro de esos decía ‘qué bonito, qué preciosidad’.

«Hasta los años 70, sobre todo en los campos, no había casa en La Palma que no tuviera un ratonero»ANDRÉS RODRÍGUEZ LEAL, presidente de ARPE

‘Richi’ perro que aparece en el censo canino de Los Llanos de Aridane de los años 60 como ratonero propiedad del farmacéutico Conrado Hernández.| FOTO ARCHIVO ARPE

En casa no se podían tener perros porque mi padre no era partidario. Y cuando ya me fui a hacer mi vida llegó un momento en que me dije ‘contra, esos perros se van a acabar’ y conseguí una perrita, con tan mala suerte que se me envenena cuando tenía un añito. Después conseguí otra y hablé con Cristóbal [Gutiérrez] y otros compañeros a ver si podíamos hacer algo por ellos”.

De aquellas conversaciones y encuentros nació la asociación para recuperar al ratonero palmero. Los últimos perros, a partir de los que comenzaron la cría de ejemplares seleccionados, los localizaron en los 90. Los tenían José Rodríguez Caleque, un medianero que repartía las aguas y siempre iba con un ratonero, y Manuel Acosta Piquito, que lo tenía donde criaba sus gallos de pelea. En la actualidad, ARPE ya tiene censados unos 300 repartidos en varias islas, incluyendo la de Fuerteventura donde algunos ejemplares están mostrando su eficacia en el control de la ardilla de tierra moruna (Atlantoxerus getulus), especie invasora introducida en 1965.

■ CARÁCTER Y TEMPERAMENTO
Intrépido, desconfiado con los extraños, excelente perro de aviso

En La Palma, ratoneros palmeros en la actualidad.| FOTO T. GONÇALVES

El perro de esta agrupación racial es descrito con un temperamento “muy vivaz y alegre, apegado a la familia y especialmente a los niños, intrépido, desconfiado con los extraños, excelente perro de aviso, conserva el instinto de caza a pequeños animales, controlable sin llegar a poseer la fogosidad y arrojo extremo propia de otros perros del grupo terrier en suslíneas de trabajo” en el “Estudio Morfológico. Proyecto de Estándar”, redactado por ARPE (Asociación del Perro Ratonero Palmero) en 2014.[row] [quote]»Muy ágil y de gran elasticidad en acción tanto en salto como al galope»[/quote]En el estudio colaboraron los veterinarios Antonio Morales de la Nuez (Facultad de Veterinaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), Alejandro Escuder Gómez (Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba ) y Juan Capote Álvarez (Instituto Canario de Investigaciones Agrarias). Utilizado principalmente “para el exterminio de ratas y ratones en muelles, almacenes, granjas y terrenos agrícolas”, también ha sido “auxiliar del podenco canario en la caza del conejo en terrenos de monte bajo y malpaís de lavas volcánicas”. Es un “excelente perro de compañía y de aviso; alcahuete, término antaño usado en Canarias para definir a perros de pequeño tamaño muy vivaces que mantienen ‘en vilo’ al perro grande, pastor o perro de presa que tuviera por compañero en la labor de guarda de propiedades”.

En cuanto a su movimiento, es “muy ágil y de gran elasticidad en acción tanto en salto como al galope, al trote su movimiento se caracteriza por su paso rápido, cubriendo terreno con economía de esfuerzo, sin desviación de manos o corvejones, paralelo tanto visto de frente como posterior” ●

■ ORÍGENES E HISTORIA
Los canes de los aborígenes y los que vinieron después

Por CRISTÓBAL GUTIÉRREZ
Secretario de ARPE (Asociación del Perro Ratonero Palmero)

Si bien la presencia de perros de pequeño tamaño en las islas Canarias queda constatada por los restos óseos encontrados en yacimientos arqueológicos prehispánicos, así como en los documentos antiguos sobre la Conquista del archipiélago, no ha sido posible a día de hoy establecer algún vínculo genético entre aquellos antiguos canes de pequeño tamaño y tipo lupoide, introducidos por los aborígenes, hace más de 2.000 años, con la población canina presente en las islas en siglos posteriores.

No ha sido posible a día de hoy establecer algún vínculo genético entre los antiguos canes de pequeño tamaño y tipo lupoide introducidos por los aborígenes y la población canina presente en siglos posteriores

Dicha población canina inicial, aislada durante siglos, desapareció gradualmente fruto de mestizajes diversos con canes introducidos, principalmente desde España, y, según queda registrado en los Cedularios de los antiguos cabildos, fue sometida a exterminio en varias ocasiones por convertirse los perros sin control y asilvestrados en un problema grave para la ganadería, pilar fundamental para el sustento de la población.

Las cabezas o pieles de los perros abatidos y entregados eran recompensadas mediante pagos a los alimañeros. Bandos y ordenanzas que restringían la posesión de perros en número limitado a uno por morada y uso exclusivo a carnicero, cazador o pastor fueron creadas, obligando al sacrificio de cualquier otro perro que no fueran los permitidos como perros de trabajo o los poseídos por los Señores y Regidores de las Islas.

En la Historia de Nuestra Señora de Candelaria, de Fray Alonso de Espinosa, leemos en la página 114) sobre la batalla de Acentejo acontecida durante la Conquista de Tenerife: “…no había casi gente, ni la hallaban con quién pelear, por morirse todos de una pestilencial enfermedad, y así los hallaban de ciento en ciento muertos y comidos de perros. Estos perros eran unos zatos, o gozques pequeños, que llamaban cancha que los naturales criaban, y como por la enfermedad se descuidaban de darles de comer, hallando carniza de cuerpos muertos, tanto se encarnizaron en ellos, que acometían a los vivos y los acababan, y así tenían por remedio de su desventura los naturales dormir sobre los árboles cuando caminaban, por miedo de los perros”

Sin embargo, al menos en dos de las islas menores, La Gomera y El Hierro, existieron al menos hasta mediados del siglo XX poblaciones de canes de pequeño tamaño utilizados como perros de trabajo en el pastoreo, apañada de ganado guanil y captura del cerdo salvaje. Dichos perros presentaban características similares a los perros prehispánicos descritos.

Aunque cualquier perro de pequeño tamaño que desempeñara la función de exterminador de roedores se le definía como “ratonero”, es tras el asentamiento de la colonia británica en Canarias cuando se empieza a hablar de un tipo muy concreto de perros ratoneros

La mención a perros ratoneros en las islas Canarias aparece recogida en prensa desde finales del siglo XIX (Diario de Avisos, en 1899; Diario de Las Palmas, en 1897). Si bien cualquier perro de pequeño tamaño que desempeñara la función de exterminador de roedores se le definía como “ratonero”, es tras el asentamiento de la colonia británica en Canarias cuando se empieza a hablar en las Islas de un tipo muy concreto de perros ratoneros.

Algunas empresas británicas se establecieron en Canarias y sus representantes y empleados vivieron y mantuvieron su actividad comercial hasta, al menos, los difíciles años de la Guerra Civil Española. Vinos, papas, almendras y, en especial, la exportación de frutas: plátano y también tomate. Fue el motivo por el que empresas como T.M. Read & Fyffes Ltd. se asentaron en Tenerife, Gran Canaria y La Palma.

Los perros de presa y los terriers fueron, básicamente, los tipos de perros que llegaron a Canarias entre finales del s. XIX y principios del XX

Dada su afición a la cría de animales de raza los británicos introdujeron algunos de sus perros y también de sus gallos de pelea. Los perros de presa y los terriers fueron, básicamente, los tipos de perros que llegaron a Canarias en sus entre finales del s. XIX y principios del XX. En Inglaterra la cría de terriers atravesaba un momento en el que algunos tipos o razas desaparecen o fusionan a otras variantes más demandadas por los criadores, como el desaparecido cheshire terrier o el rosphire terrier y otros como el antiguo terrier blanco inglés (Old English White Terrier).

En aquel tiempo el terrier más popular y representativo de pequeño tamaño y manto blanco o manchado era el foxterrier, cuyos ejemplares ya alcanzaban un alto precio en las exhibiciones caninas. Pero en los diferentes condados se criaban variantes locales no sólo seleccionadas por su belleza, sino por su funcionalidad, que diferían en tipo al Fox Terrier Standard, dependiendo de la influencia de sangres predominantes en los cruces, en ocasiones con el aporte de sangre de los pequeños bull terriers o de los galguitos (Whippet), para el acoso de tejón o el considerado “deporte” del ratting (matar un número de ratas en tiempo determinado). Tras el paso de los años, ese “cajón de sastre” de variantes de terriers británicos diferenciados del emblemático e hipertípico foxterrier, acabaron formando los actuales Parson y Jack Russel Terrier, así como los Rat terrier, Plummer y Patterdale terriers ●

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