Soldados y cerveza en la ruta al Sahara Español

Entrega nº 25 de la serie «Yo fui en el correíllo», de nuevo con Antonio Navas, quien fuera segundo oficial del vapor-correo ‘La Palma’ durante unos meses de 1975, período en el que realizó la ruta entre Las Palmas de Gran Canaria y la antigua colonia del Sahara Español. También son suyas la fotografías, como ésta en el que aparece el buque fondeado frente a El Aaiún trabajando con los puntales. [En PELLAGOFIO nº 9 (2ª época, abril-mayo 2013)].
Por ANTONIO NAVAS TUDELA
Extracto de sus declaraciones en una entrevista que le hizo Yuri Millares
Hacíamos 15 días de viaje tocando todos los puertos de África (El Aaiún, Villa Cisneros y La Güera); volvía uno y salía el otro. El que se quedaba en Las Palmas estaba de retén
De joven estuve navegando de altura, me gustaba. Hice viajes a Extremo Oriente, Japón, Australia. Después, cuando hice la mili, tuve la oportunidad de hacerla en Trasmediterránea y la aproveché. Y además, muy contento, a bordo del vapor La Palma. En mi caso estuve siempre yendo a África, menos algún viaje raro por algún problema. A Fuerteventura nunca fuimos, a Tenerife sí, porque éramos dos barcos (el León y Castillo y nosotros) que hacíamos 15 días de viaje tocando todos los puertos de África (El Aaiún, Villa Cisneros y La Güera); volvía uno y salía el otro. El que se quedaba en Las Palmas estaba de retén, por si algún otro buque fallaba y hubiera que hacer algún viaje de relevo.

En esa época había movimiento de militares por las guarniciones que había en aquellos puertos. Lo máximo que llevábamos era rondando los 200 soldados
En esa época había movimiento de militares por las guarniciones que había en aquellos puertos. Lo máximo que llevábamos era rondando los 200 soldados, sin problemas en ningún caso. Algún borracho siempre puede haber, pero no había necesidad de llevar policía ni nada. La mayor parte iba a El Aaiún y el viaje era rápido, duraba una noche. Salíamos de Las Palmas sobre las 7 de la tarde y a las 8 de la mañana ya estábamos en la capital del entonces Sahara Español.
Fondeábamos a menos de una milla de la costa y enseguida llegaban unos vehículos anfibios militares que aquí eran civiles, para trabajar. Nunca me enteré, así que no sé si eran de una empresa estibadora que hubiera allí. Pero ellos traían su gente, tripulación saharaui con un patrón y un marinero, se ponían al costado del barco y cargaban la mercancía (el correo, todo tipo de provisiones y hasta agua de Firgas y cerveza Tropical) y los pasajeros (que iban de pie en el habitáculo del vehículo anfibio, como podían; era un poquito primitivo, pero así era la época).
No se podía trabajar con palés, así que usábamos redes para descargar la mercancía. Estábamos en rada abierta, el barco se movía y los anfibios, por muy bien que los quisieran llevar, también golpeaban con el barco.
Después, el anfibio volvía a la playa y seguía… andando arena arriba. Nosotros, en cuanto terminábamos de descargar, para no estar tan cerca de la costa en aquella rada abierta, que era peligroso, virábamos y si teníamos que esperar al día siguiente, nos íbamos a un fondeadero junto a las instalaciones de Fos Bu-Craa, a un par de millas. Los anfibios no venían hasta aquí porque eran muy lentos. Estaban hechos para trayectos cortos, no les podías pedir virguerías. Y con mala mar tampoco podían trabajar.
De El Aaiún íbamos a Villa Cisneros, luego La Güera y vuelta costeando. Solamente atracábamos en Villa Cisneros, que tenía un muelle bastante bueno. En cada caso, descargábamos la mercancía y el pasaje y, para amigos en La Güera, revistas que en vez de tirarlas las íbamos amontonando y cuando llegábamos allí, pues les dábamos un paquete de dos semanas.
