El papel del periodismo en el flujo del turismo gastronómico

«Interrogantes en la praxis cotidiana del periodismo. ¿La prensa puede cambiar dinámicas enquistadas en la gastronomía, el turismo y el sector primario?», escribe Fran Belín en su columna dedicada en esta ocasión al II Congreso Internacional de Periodismo Gastronómico celebrado en la Villa de Teguise (Lanzarote). [En PELLAGOFIO nº 81 (2ª época, diciembre 2019)].
Por FRANCISCO BELÍN
Periodista gastronómico
Es lo que tiene cada profesión. En un congreso de médicos, de auditores de cuentas o ingenieros de energías alternativas nos perderíamos; vamos, que cogeríamos libélulas frente a una jerga particular y una forma de entender una especialización en el mundo que nos rodea y su funcionamiento.
Sin embargo, el periodista tiene la misión de traducir los hechos, las reflexiones y análisis para el entendimiento de la generalidad. Así se procura con el caudal del debate acontecido en el reciente II congreso de periodistas y escritores gastronómicos (IFWM 2019) celebrado en la Villa de Teguise (Lanzarote).
El flujo de turistas vinculados con la gastronomía es un eje que se está cimentando a pasos agigantados por el sector primario, sin el cual la fórmula podría venirse abajo

En ningún caso resulta un asunto baladí preguntarse cuál es el papel del periodismo y la comunicación. Tanto especializada como generalista, ante objetivos que deben marcarse acerca de los fenómenos turísticos y el flujo de turistas vinculados con la gastronomía. Eje que se está cimentando a pasos agigantados por el sector primario, sin el cual la fórmula podría venirse abajo.
Quizá la anfitriona, Lanzarote, cumple con una serie de peculiaridades –y, por qué no, acicates naturales y de liderazgo– a la hora de abanderar todo lo que está por venir y gestionar.
El Cabildo de la isla de los volcanes no sólo se ha puesto en marcha, sino que ha fundamentado los mimbres de un debate periodístico que cumplió el segundo de sus capítulos. En definitiva, una convocatoria en Teguise con profesionales nacionales e internacionales, además de los colegas canarios, para diseccionar y discernir sobre aquellos fenómenos que ya el pasado año tomaron contorno en el primero de estos congresos.
Se subrayó a lo largo de la jornada el incuestionable valor del territorio y cómo pueden resolverse las complicaciones en torno a los movimientos turísticos de masas y el papel del sector primario
Es eso lo que persigue esta crónica: trasladar apuntes que no solo a los profesionales de la comunicación nos puede abrir los ojos (ante cometidos y desafíos que van surgiendo a la par de novedosos flujos sociales), sino a una sociedad inmersa y realmente súper conectada con la tecnología de los dispositivos personales.
En el congreso se aludió a los escalones de la cocina, desde la más alta a la de la cafetería: “No debe haber miedo a competir unas con otras, pues una comida larga o una de veinte minutos deben estar encaminadas a exigencias puntuales del consumidor”.
En cualquier caso, se subrayó en las cuatro mesas a lo largo de la jornada el incuestionable valor del territorio –particularmente el de Lanzarote y el de Canarias–, pero también que se tengan en cuenta problemáticas y cómo pueden resolverse las complicaciones en torno al destino gastronómico, los movimientos turísticos de masas y el papel del sector primario.
Hay que sentarse a definir qué es Gastronomía y los desafíos de los periodistas, para encajar en todo lo que conforma ese engranaje que cada vez más suscita interés por parte los ciudadanos
Claro que, para algunos de los ponentes, hay que sentarse primero a definir qué es Gastronomía a día de hoy y los desafíos de los periodistas, para encajar en todo lo que conforma ese engranaje que cada vez más suscita interés por parte los ciudadanos. Se argumentó que muchos alimentos deben llegar a nuestras mesas en los restaurantes no solo como mero acto de satisfacción o placer hedonista, sino también ético y ambiental.
En este sentido, se recordó algo que no es una novedad: “El planeta no es inagotable y la revisión de ello desde la gastronomía nos llevará, tarde o temprano, a promover la riqueza equitativa”.
Cuánto será así que en una de las mesas se ha puesto el dato escalofriante: “Materias primas que se utilizan en los establecimientos turísticos, hoteles, restaurante, viajan hasta 2.500 km de media hasta llegar a esos enclaves. Por ello, la procedencia del producto debe ser uno de los grandes caballos de batalla, particularmente en territorios de fuerte tirón turístico cómo es Canarias”.

Los periodistas se preguntaron si es que las administraciones van a renunciar a los ingresos que suponen modelos establecidos de masas más tendentes a la paella y a la sangría. Se preguntan los comunicadores si el turismo gastronómico vende y si se puede plantear una estrategia entre realidades tan distantes como el turismo de masas y el de los viajeros que aprecian otras esencias de la gastronomía y sus entornos.
Se llamó la atención en que “cada turista es un impacto per sé y esa es otra de las realidades que hay que analizar en profundidad”.
Interrogantes en la praxis cotidiana del periodismo a la palestra. ¿Cómo convencemos los periodistas al público? ¡Credibilidad! ¿El periodismo de notas de prensa es útil? ¿La prensa puede cambiar dinámicas enquistadas respecto a la gastronomía, el turismo y el sector primario? ¿Escribimos para el público o para los cocineros? ¿Nuestros relatos relanzan un patrimonio culinario vivo o lo folclorizamos sin más?”
También hubo reflexión acerca de que “está proliferando información gastronómica plana, de agencias de comunicación que tan solo sirven notas de prensa grises, sin matices, o se mueven por generar visitas sin más. Bien es verdad que hay reportajes de investigación que prácticamente no le interesan sino a un segmento muy reducido de la población”.
Los ponentes remarcaron que “los destinos gastronómicos deben exhibir la potencia de una particularidad para que sean deseados”
Se abordaron también aspectos del turismo de lujo, con personas que cuentan con más dinero, más tiempo, más recursos y más cultura, viajeros más que turistas en busca de experiencias y no de tendencias, de producto local, de entornos en los que se localizan y enclaves interesantes en los que investigar materias primas. “Son minorías, no nos engañemos”, se afirmó.
A fin de cuentas (y refiriéndose a Lanzarote), los ponentes de una de las mesas remarcaron que “los destinos gastronómicos deben exhibir la potencia de una particularidad para que sean deseados” y, acerca de la sostenibilidad ambiental, consideraron que, en principio y si esto no cambia el panorama, es pura entelequia”.
“Estamos en una sociedad de etiquetas y de imágenes y existen soportes detrás para mantener algunas falsedades. Paradojas y situaciones sangrantes que se dan en el mundo actual, por ejemplo, la de países con unas tasas tremendas de obesidad y, en contraste, otros asediados por las hambrunas que afectan de manera dramática la población”.
En cierto modo, estimaban algunos que esto puede equilibrarse y una de las bases pudiera asentarse en una cultura gastronómica que se inculque desde la edad escolar, “al fin y al cabo, ese drama se está dando en una sociedad cada vez más enferma, atacada por intolerancias y alergias alimentarias”.
Una vez más la sostenibilidad estuvo ahí y una de las frases de la jornada: “El planeta se va al garete y la cocina refleja lo que exige la sociedad actual”.