Chip de morenaFrancisco Belín

Impresiones al socaire de un foro afianzado como es Gastrocanarias

Junto a otras citas en España como Gastronomika, Culinaria o Fenavin, «lo importante, lo especialmente relevante, es que el archipiélago tiene un entramado organizativo y expositivo gastronómico de primer nivel», dice Francisco Belín. Octava entrega de su columna “Chip de morena” para esta revista. [En PELLAGOFIO nº 54 (2ª época, junio 2017)].

columnista-fran-belinPor FRANCISCO BELÍN
Periodista gastronómico

La predisposición siempre está ahí. ¿Qué predisposición?, se preguntarán. Esa de que somos “la leche” con las alineaciones del Tenerife o Las Palmas, más aún que Martí o Setién; la de saber perfectamente, más aún que los ministros de los ramos, dónde quedarían finiquitados los problemas sociales que nos acucian; también, por supuesto, cómo mejorar un salón específico, en este caso el de Gastrocanarias (hace bien poco clausurado en el Recinto Ferial de Tenerife).

Si puedo aseguro mi presencia allí en los congresos, foros, ferias y encuentros gastronómicos que acontecen a lo largo del calendario del año en todo el país. Allí estoy y ahí me “bato el cobre” para crear sinergias, tomar datos y referencias, participar en corrillos y hacer piña con los amigos que uno ha cosechado en esos mundos maravillosos que propicia la gastronomía. Puedo asegurar que en Madrid Fusión, Gastronomika San Sebastián, Fórum Coruña, Fenavin, Salón Gastrocanarias, Culinaria, Festival Enogastronómico de Teguise… siempre falta o sobra algo, ¡como es lógico! Pero lo importante, lo especialmente relevante es que el archipiélago tiene un entramado organizativo y expositivo gastronómico de primer nivel.

Los números son indicativos en la evolución del Salón Gastrocanarias: 170 ‘stands’, veinte más que en la edición anterior, en una superficie de más de 10.000 m2.

Eso mismo me lo comentaba en un impasse el bodeguero Julián Chivite, llegado expresamente desde Navarra al espacio de Ashotel para una cata comentada. Estaba encantado. El formato de Gastrocanarias, que aglutina exposición con competiciones, catas con formación, showcooking con espacios de reflexión, tiene su marca, su singularidad.

Además de la evidencia de primera fila que constituye para los sectores implicados en la gastronomía y la restauración, los números son también indicativos de uno de los encuentros más señalados del calendario nacional y, en el caso que nos ocupa, la evolución del Salón Gastrocanarias ha sido fulgurante. En el espacio de la gran explanada se han dispuesto 170 stands, veinte más que en la edición anterior, que ocuparon una superficie de más de 10.000 m2.

El formato de Gastrocanarias, que aglutina exposición con competiciones, catas con formación, showcooking con espacios de reflexión, tiene su marca, su singularidad

Balances y opiniones
Tengo la experiencia de que cuando han concluido las tres jornadas intensas de actividades, los codirectores –José Carlos Marrero y Jonay López–, junto a sus respectivos equipos, repasan en qué hay que mejorar para la siguiente edición –y con la próxima serán ya cinco–. No cabe duda de que de todas y cada una de las competiciones que se desarrollaron (chefs, jóvenes cocineros, bocadillería de autor, reposteros, cortadores de jamón, coctelería clásica, tiraje de cerveza…), se pueden extraer instantes y detalles visuales espectaculares.

He podido escuchar opiniones desde algunos stands, de amigos, de profesionales (“debería ser bianual, un año en Tenerife y otro en Gran Canaria”; “sería ideal un día para profesionales y dos para entrada general”; “no sabe uno a dónde mirar, hay demasiado a la vez”…). Efectivamente, cada uno condimentaría el Salón de una forma u otra, pero yo vuelvo a insistir: aparte de los factores de corrección que se puedan introducir en el futuro, tenemos Gastrocanarias. También otras citas que se celebran a lo largo del año en cada una de las islas.

Me gustó especialmente la presencia de éstas con sus respectivos propuestas: Lanzarote, la invitada especial de esta edición, con una apuesta de diseño clara y nítida; Gran Canaria, por primera vez en la muestra, en la que se arremolinaban los visitantes para probar productos formidables, entre ellos los quesos; La Gomera, con una actividad frenética donde no faltaban los clásicos dulces y tapitas de lo más gustosas.

Fantástico también el enclave de catas de Vinos de Tenerife, así como uno de los pulmones del salón desde la primera edición, el Escenario Verde de Insular Canaria de Bebidas-Heineken, donde discurrieron certámenes, masterclasses y homenajes desde principio a fin. La presentación de la 0.0 de la compañía holandesa, por parte de Ezequiel Pérez, director general de la empresa, fue una de las sensaciones al incluir una cata a ciegas en la que críticos gastronómicos e invitados de la marca pusieron a prueba su paladar para intentar diferenciar la cerveza tradicional de esta incorporación al segmento de las “sin alcohol”, ambas elaboradas con las mismas materias primas pero con diferente fermentación.

El gran grupo desplazado desde Lanzarote, encabezado por el presidente y consejero de Promoción Económica del Cabildo, Pedro Sanginés y Antonio Morales, respectivamente, ejemplificó las óptimas relaciones interinsulares con una cena con materia prima de la isla conejera en el restaurante San Sebastián 57, a cargo de su titular Alberto González Margallo y de Germán Blanco (La Tegala). Una velada por todo lo alto con vinos magníficos.
Como platos estrella, puerros, lentejas de Lanzarote, arvejas y atún maridado con un malvasía, en esta ocasión de Bodega Vulcano, al que siguió un corvinato ligeramente jareado, sobre un arroz guisado de choco y lapas. Gran recuerdo de esta velada, sin duda.

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