Misión canaria en Fitur, parada con enyesques

«Tapas actualizadas y sabrosas y maridajes con vinos canarios de indudable diferenciación, por múltiples factores, dibujaron expresiones de verdadera satisfacción entre los invitados en Fitur», escribe Fran Belín como testigo directo y protagonista del evento anual en Madrid desde su columna “Chip de morena”. [En PELLAGOFIO nº 104 (2ª época, febrero 2022)].
Por FRANCISCO BELÍN
Periodista gastronómico
Acudo al diccionario, sana costumbre. Busco. Antropología: “Ciencia que estudia los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas”. Definición tan en sintonía, por cierto, con el PELLAGOFIO que dirige Yuri Millares y reflejada en no pocos de sus contenidos. Así, sugiero otra acepción: “Conjunto de rasgos que caracterizan a una comunidad humana, desde el punto de vista de esta ciencia”.
En ella me baso para acometer la siguiente crónica viajera acerca de Canarias en Fitur-22, junto al rasgo ineludible de la conocida hospitalidad canaria a través de la invitación gastronómica y el producto local.
Efectivamente estuve allí, en el Pabellón 9 de Ifema, con lógico orgullo: el personal y el de cada uno de los componentes del equipo conformado por Gestión del Medio Rural (GMR) del Gobierno canario para agasajar, durante la cumbre turística internacional, con gastronomía de nuestra tierra. Nuestros ocho terruños en un compendio de géneros y elaboraciones que obtuvieron medalla en los diferentes certámenes de Agrocanarias organizados por el ICCA durante 2021.

Tapas actualizadas y sabrosas en las que se hilvanaron elementos señeros del recetario tradicional, desde las papas al cochino negro, desde las jareas a los túnidos. Maridajes en los que el carácter de los vinos canarios, su indudable diferenciación por múltiples factores, dibujaron expresiones de verdadera satisfacción entre los invitados, también pulgares arriba y hasta alguna ovación. Satisfacción, pues, a flor de piel.
Tal como planteo este relato, entre los encuadres secuenciales de una crónica cabe, cómo no, la noticia, la opinión, la entrevista… En este despliegue para “Chip de morena” armonizan todos los géneros periodísticos, tal y como resultó de esos quesos, vinos, gofios, aceites de oliva virgen o sales marinas a la hora de plasmar el agradable regusto con el que escribo estas líneas; esa estela de grata respuesta del público que pudimos percibir tras culminar casi una veintena de catas-maridaje.
Cinco jornadas intensas, tres para profesionales y dos para el público en general, a cargo de Trinidad Fumero, María Antigua Trujillo, Manuel Berriel y un servidor, bajo la coordinación general de Carolina Braun (GMR) y la supervisión in situ de Juan y Leticia. Las personas importan.
La hospitalidad se convirtió en referencia: a nadie faltó, para recargar pilas, una copa de vino, una tapa, un turrón o una mousse de gofio; quesos formidables o almendras garrapiñadas con gofio
A las primeras de cambio permitan esta anécdota elocuente y emotiva: transcurría uno de los talleres, con aforo –adecuado a las restricciones sanitarias– hasta la bandera. Trini, catadora y conocedora del ámbito vitícola, en especial de la DO Abona, explicaba las particularidades de nuestros vinos mientras se servía también una de las expresivas tapas del cocinero Manuel Rodríguez Berriel.
Durante las explicaciones por parte de la catadora majorera María Antigua Trujillo acerca de detalles de nuestra materia prima, quisimos conocer el sentir de los presentes. Micrófono en mano, María preguntó a una de las personas que disfrutaban del maridaje. Cuál fue la sorpresa cuando la comensal, de Toledo para más señas, quedó en silencio… Apenas podía articular palabra y se le comenzaron a rayar los ojos. Hizo señas y comentó de forma entrecortada que se había emocionado… ¡con los sabores del vino elegido para la ocasión y con el bocado confeccionado por el chef de Santa Úrsula!
Constituyó este uno de tantos fogonazos de adrenalina que aupó al equipo, en esa sincronización y satisfacción de comprobar que todo iba rodando en los objetivos marcados de cara a la Feria Internacional.
Más allá de los sesudos análisis y conclusiones que se puedan generar a posteriori, si hay que mejorar aspectos de la promoción de nuestro producto local, gastronomía y restauración en el destino canario y de cada isla en particular –que todo es mejorable, claro está–, lo cierto es que las sensaciones del deber cumplido supusieron un agradable colofón al esfuerzo desplegado.
Por el espacio que se compartió con uno de los emblemas de Fitur a lo largo de los años, Graciliano Díaz (capaz de utilizar casi 1.500 kilos de fruta en las cinco jornadas, para los zumos que sirvió a las personas que guardaban cola), la referida hospitalidad se convirtió en referencia: a nadie faltó, para recargar pilas, una copa de vino, una tapa, un turrón o una mousse de gofio; quesos formidables o almendras garrapiñadas con gofio… Por supuesto, también a los componentes de la comparsa Los Joroperos que recalaban por allí para reponer fuerzas.
Cualquier pregunta, cualquier duda acerca de paisajes y esencias, de matices gustativos relacionados con nuestros parajes naturales fueron puntualmente atendidos. Yaiza Castilla, consejera de Turismo del Gobierno de Canarias; Alpidio Armas, presidente del Cabildo de El Hierro; el parlamentario canario Ricardo Fernández de la Puente; Jessica de León, consejera de Turismo del Cabildo de Fuerteventura; Francisco Raúl Camacho, responsable en materias de Turismo y Deportes del Cabildo palmero. Tantos y tantas representantes públicos del Archipiélago que tuvieron ese instante de compartir el enyesque, distendidos en ese espacio en el que, además, regía virtualmente lo de “una hora menos en Canarias”.
Precisamente Yaiza Castilla comentaba que esos sabores deben mostrarse siempre en escaparates mundiales como es el caso de Berlín, Londres… porque la experiencia turística en este segmento es un acicate del destino y fomenta esa parte identitaria de las Islas. Para la consejera, comunicar la gastronomía y el producto aporta otro salto más respecto al tópico, ya superado, de “Canarias sol y playa” en un contexto ampliamente diversificado desde restaurantes de estrella Michelín o Soles Repsol a los guachinches más genuinos.
Mencionó, asimismo, un estudio acerca de la gastronomía y acerca del interés del viajero, basado en big data, que arroja la conclusión de que, si bien no es decisivo, una vez en el destino la satisfacción del turista es alta.
En definitiva y como he explicado, satisfacción humana, profesional y como canarios por parte del equipo en el cometido que se le confió. Una misión que, insisto, siempre será susceptible de ser mejorada pero no en intenciones o actitud: la de volver a ser referentes en hospitalidad a través del producto local y nuestra gastronomía. Construyendo peldaño a peldaño destinos gastronómicos.
Agradecimientos para Juan y Leticia (Promotur), Redel y Yesenia (alumnos de Hoteles Escuela de Canarias), Pepe Fernández Caldas (Los Gallos, Madrid) y a todos los que hicieron de estos días una vivencia inolvidable.