Cuaderno de campoDavid Bramwell

Unos vinitos con don Agustín en el fondo de Bandama

El botánico David Bramwell desciende a la Caldera de Bandama, donde su mujer descubrió una nueva planta para la ciencia, la dama de Bandama. Un relato de la serie «Cuaderno de campo». [En PELLAGOFIO nº 29 (1ª época, febrero 2007)].

Por DAVID BRAMWELL
Director del Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo”

En marzo del año 1969 Zoë y yo visitamos la casa del matrimonio Kunkel en Tafira. Günther Kunkel nos orientó sobre algunos de los lugares de Gran Canaria de visita obligatoria para los botánicos. Entre ellos, insistió mucho en que visitáramos la caldera de Bandama al ser un refugio importante de ciertos tipos de vegetación, especialmente de acebuchales y lentiscales.

Günther Kunkel nos orientó sobre algunos de los lugares de Gran Canaria de visita obligatoria para los botánicos. Entre ellos, insistió mucho en que visitáramos la caldera de Bandama

Dos días después salimos del antiguo hotel Los Frailes hacia la caldera. Descendimos por el sendero que nos habían marcado los Kunkel en nuestro mapa de la isla. La bajada resultó bastante sencilla y pasamos entre numerosas especies de plantas muy típicas de las zonas de acebuchales y lentiscales, pero en el camino encontramos también un arbolito distinto que, más tarde, identificamos como el marmulán (Sideroxylon canariensis), probablemente la primera cita fiable para Gran Canaria. Después de pasar por unas poblaciones de veroles de flor rosada (Aeonium percarneum) y entre abundantes taginastes blancos (Echium decaisnei), llegamos al fondo de la caldera. Allí tomamos un vinito con el encargado de la finquita de cultivos, don Agustín, quien nos orientó acerca de los lugares con más vegetación natural; de paso saludamos a su vaquita y a su burro.

La dama de Bandama, especie endémica exclusiva de la caldera./ DIBUJO DE TONY SÁNCHEZ
La dama de Bandama, especie endémica exclusiva de la caldera./ DIBUJO DE TONY SÁNCHEZ
Pasamos el día explorando algunas zonas de los riscos y taludes, en los que encontramos varios endemismos como la bicácaro (Canarina canariensis), el romero marino (Campylanthus salsoloides) y, en algunas de las paredes más húmedas, una especie muy rara: la Camptoloma canariensis. Fue nuestro primer encuentro con esta planta endémica de Gran Canaria, más típica de la zona occidental de la isla.

Al final del día nos despedimos de don Agustín y su familia con otro vinito tinto de la caldera, “como refuerzo para la subida”, y empezamos el empinado trayecto del camino de salida.

Unos años después, en otra visita a la caldera, Zoë encontró el primer ejemplo de una planta de la que, posteriormente, Víctor Montelongo descubrió mas poblaciones en el fondo del cráter. Después de estudiarla con detalle, la reconocimos como especie nueva, la dama de Bandama (Parolinia glabriuscula Montelongo & Bramwell), una planta que, para mí, tiene unos recuerdos muy especiales.

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