Arqueología

Pinos y dragos en la vida y muerte de los indígenas canarios

LA HUELLA ABORIGEN. El estudio de antiguas culturas y pueblos, ya desaparecidos en el mundo, tiene a los arqueólogos estudiando diminutas muestras de madera carbonizada para conocer su entorno natural. En Canarias, las maderas que aparecen en los yacimientos arqueológicos (de pinos y otras) están desecadas, “algo excepcional en el mundo”, dice la antracóloga valenciana Paloma Vidal. [En PELLAGOFIO nº 79 (2ª época, octubre 2019)].

Por YURI MILLARES

“En la mayoría de los yacimientos aparecen carboncitos que, según el contexto arqueológico donde estamos excavando, vemos si proceden de una hoguera o de una viga carbonizada, por ejemplo. Pero es muy difícil que aparezca desecada, sólo en raras ocasiones como en Egipto. Esto es excepcional”, explica Paloma Vidal Matutano a PELLAGOFIO en el Laboratorio de Arqueología del Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas (ULPGC). Ante ella y sobre una amplia mesa, donde también hay un microscopio, señala tres fragmentos de madera procedentes de graneros prehispánicos de Gran Canaria.

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«Probablemente conocían la metalurgia en el norte de África, pero llegan aquí y no tienen minerales metalíferos de los que sacar el metal»PALOMA VIDAL, antracóloga

Paloma Vidal observa al microscopio una muestra de madera de un granero prehispánico. | FOTO YURI MILLARES

Dos de estas maderas tienen marcas de haber sido sometidas al fuego, incluso muescas que indican que han sido talladas por alguna herramienta. Pero tienen en común que no son maderas carbonizadas, sino maderas desecadas tras muchos siglos depositadas en el interior de cuevas en un ambiente seco y con temperatura estable. “Estas muescas nos están explicando que hay un trabajo en la madera y te abren toda una ventana al conocimiento de las propiedades físicas de las maderas que tenían los indígenas”, observa.

Un esfuerzo descomunal
Y eso en el contexto de unas sociedades en que las primeras generaciones que vinieron al archipiélago, hace más de dos mil años, “probablemente conocían la metalurgia en el norte de África, pero llegan aquí y no tienen minerales metalíferos de los que sacar el metal”, dice. Ello habría producido un proceso de involución hacia las herramientas líticas para intentar explotar el medio natural. “Es un proceso muy interesante. Pienso en el caso del ataúd de Agaete en El Museo Canario que ha sido vaciado, ¡es un esfuerzo descomunal!”

Con el estudio de los carbones “se obtiene información del paisaje en otras culturas (los íberos, los romanos, etc.) para saber cómo era el entorno leñoso de ese yacimiento…”

Investigadora especializada en Antracología (el estudio de las maderas y carbones que aparecen en los yacimientos arqueológicos), presentó su tesis doctoral sobre contextos antracológicos de grupos neandertales de la Península Ibérica (“donde los carbones son pequeñísimos, casi ni se ven”, ríe) en la Universidad de Valencia en 2016.

En 2017 le propusieron estudiar contextos antracológicos en Canarias y no lo dudó, “podría estudiar maderas después de estar muchos años estudiando carbones”, se alegró ante este nuevo reto científico. Asignada a la Facultad de Geografía e Historia de la ULPGC (1), pero también con mucho contacto con el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la ULL, sus investigaciones se centran actualmente en las maderas de yacimientos que excava en Gran Canaria, en las maderas desecadas que se conservan en El Museo Canario y en los carbones procedentes de leña o de estructuras arquitectónicas de cabañas de Las Cañadas del Teide (2), en Tenerife.

…Pero con “la madera desecada lo que se obtiene es la selección de maderas para otros usos distintos a la leña del hogar”

El estudio de los carbones permite situar unos contextos cronológicos en los que “se obtiene información del paisaje en otras culturas (como pudieron ser los íberos, los romanos, etc.) para saber cómo era el entorno leñoso de ese yacimiento”, precisa. Pero con “la madera desecada lo que se obtiene es la selección de maderas para otros usos distintos a la leña del hogar: es la madera para elementos arquitectónicos, la madera para contextos funerarios…”

Tapa de un silo de granero procedente del yacimiento arqueológico del Cenobio de Valerón (Gran Canaria). | FOTO EL MUSEO CANARIO

Preferencia por el pino canario
De las diferentes maderas que ha estudiado en la isla de Gran Canaria, destaca Paloma Vidal que “hay una explotación preferencial del pino, se utiliza en abundancia en los graneros, en contextos funerarios y en contextos domésticos”.

En una cueva funeraria de Acusa, “que excavamos el año pasado desde este departamento, aparecieron una serie de maderos y era una cosa impresionante: una estructura de madera y encima tres individuos depositados. Había grandes fragmentos que, observando al microscopio, contenían una alta proporción de resina”. ¿Madera de tea? “Podemos pensar que sea tea, pero no es fácil determinarlo del todo, puede ser una zona del pino donde los radios también contengan mucha resina”.

En los graneros domina el pino, pero hay mucha madera de higuera, mientras que en los contextos funerarios el pino se utiliza muchísimo, pero también el drago

Madera desecada de higuera procedente del granero de Cuevas Muchas. | FOTO ROSARIO MÉNDEZ

Dentro de cada uno de esos contextos (graneros, viviendas, enterramientos) también suele aparecer una segunda especie que domina más frente a otras. Por ejemplo, en los graneros domina el pino, pero hay mucha madera de higuera, mientras que en los contextos funerarios el pino se utiliza muchísimo, pero también el drago.

El uso de la madera de drago lo ha observado en tres tablones funerarios de Acusa depositados en El Museo Canario. Y más que por una cuestión simbólica (que los indígenas le dieran al drago un valor determinado), “también podemos irnos a una explicación más funcional: que la madera de drago pesa muy poco y si lo que quiero es llevar a una persona que ha muerto a una cueva funeraria que está en un lugar de difícil acceso, es preferible a una madera de pino que es más pesada”. Y, desde luego, mucho más fácil de trabajar que el pino.

En graneros, “otro dato curioso es que hay maderas informes de lauráceas, que casan muy bien con los datos que han obtenido Pedro Henríquez y Jacob Morales de la presencia de hojas de laurel desecadas en el interior de los graneros. Es muy probable que lo que hicieran es aportar maderas verdes de laurel con las hojas todavía insertas como insecticida”.

“Hicimos una hoguera con madera de pino canario sana; otra con madera recogida del suelo con insectos y hongos; y otra que era madera podrida”PALOMA VIDAL

Hogueras experimentales
Pero la Antracología “no estudia sólo lo arqueológico, sino que surgen preguntas en ese contexto y las tienes que comprobar haciendo experimentación”, dice al explicar el proyecto de hogueras experimentales con madera de pino canario, en distintos estados, realizadas en 2019 en el laboratorio del Centro Nacional de Investigación Científica de Niza, en Francia (CNRS son sus siglas en francés, donde había realizado con anterioridad parte de su tesis).

Carbón de pino canario, visto al microscopio, con evidencias de alteración por la acción de hongos. | FOTO PALOMA VIDAL

“Hicimos una hoguera con madera sana, que no estaba contaminada por hongos ni por insectos; otra que sí era madera recogida del suelo que ves picada y con insectos y hongos; y otra que era madera podrida”, detalla.

Haciendo estas hogueras experimentales pudo obtener una serie de perfiles estadísticos para aplicarlos al registro arqueológico de maderas halladas en yacimientos en Canarias y poder identificarlas mejor, “no sólo si es pino u otra madera como mocán o una laurácea, sino ir un poco más allá: saber si están recogiendo adrede madera podida o sana. Eso nos da criterios de cómo perciben ellos el medio ambiente y las funcionalidades que hay con el fuego”, añade.

Los carbones hallados en chozas de Las Cañadas del Teide «están compuestos por pino canario, en una altitud en la que actualmente no encuentras el pinar»

En la isla de Tenerife, donde ha estudiado una serie de carbones procedentes de la leña hallada en cabañas de Las Cañadas del Teide, “hemos visto –dice– que más de un noventa por ciento de esos carbones están compuestos por pino canario, en una altitud en la que actualmente no encuentras el pinar. Es muy factible pensar, y hay estudios antracológicos y paleoecológicos previos que lo han constatado, que el pinar estaría situado a unas cotas superiores que en la actualidad”.

Horas de microscopio
Paloma Vidal se pasa muchas horas observando maderas con el microscopio. Imágenes en colores cuando se trata de maderas desecadas, imágenes en blanco y negro si son maderas carbonizadas. “Es más fácil identificar una madera carbonizada porque la imagen es más nítida que una madera no carbonizada, pero en este caso la información que obtenemos es ampliamente superior”, dice.

En el microscopio “no sólo vemos la especie, sino que nos pasamos horas viendo las evidencias que hay de hongos que se la comen por dentro, o vemos una galería de xilófagos, los insectos que se alimentan de la madera”. Todo eso que detecta lo anota y lo fotografía, “porque nos está dando pistas: primero de cómo se conserva ese patrimonio actualmente y, luego, si eso intervino en la selección de esas maderas, porque, según los contextos podrían seleccionar madera podrida si querían más humo en una hoguera. Son criterios que están ahí y hay que detectarlos”.

«En los suelos de los graneros se han recogido muchos fragmentos de carbón, pero no van a estar haciendo fuego en los graneros, donde tienen las semillas…»PALOMA VIDAL

Otra información a estudio son las maderas que han sido termo-alteradas. “En los suelos de los graneros se han recogido muchos fragmentos de carbón, pero no van a estar haciendo fuego en los graneros, donde tienen las semillas. Hay maderas a las que se les hace un tostado. Lo ves en tapas de cistas funerarias y puede ser para eliminar los insectos que pueda tener dentro o para facilitar el trabajo de la madera”.

Pero queda mucho por hacer. “Las maderas dicen muchísimo”, insiste, y ya piensa Paloma Vidal en lo siguiente que tocaría hacer.

“Me gustaría investigar próximamente el proceso de trabajo de la madera. Al ser un material de difícil conservación los análisis de las huellas de uso o de fabricación de los objetos en madera no son muy abundantes. Y estos en Canarias no se ha hecho nunca. Eso implica trabajo porque tienes que desarrollar un programa experimental amplio que trate de reproducir estas actividades”. Serviría para ir “más allá” de decir únicamente qué especies leñosas están utilizando y acercarnos al proceso tecnológico, es decir, a las herramientas, técnicas, conocimientos y gestos que intervinieron en el trabajo de la madera.
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(1) En un proyecto que dirigen los arqueólogos Amelia Rodríguez y Jacob Morales (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ULPGC).
(2) Con Matilde Arnay (Universidad de La Laguna, ULL) y Prored Arqueología, Patrimonio y Sociedad, Soc. Coop.

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