Patrimonio rural

Las presas, ‘joyas de la corona’ sin reconocimiento

Las islas Canarias siguen sin promover a la categoría de Bien de Interés Cultural ni un solo elemento de su rico y numeroso patrimonio hidráulico. Jaime González lo ha intentado como ciudadano entre la incomprensión de los técnicos de varios cabildos. Sólo Gran Canaria, en 2017, ha iniciado la primera incoación. [En PELLAGOFIO nº 66 (2ª época, julio/agosto 2018)].

Por YURI MILLARES

A falta de alguna iniciativa en este sentido por las instituciones públicas, el investigador Jaime González Gonzálvez ha solicitado como ciudadano (algo que le permite la Ley de Patrimonio Histórico Español) la incoación de varios expedientes para la declaración de algunas grandes presas de Canarias como Bien de Interés Cultural (BIC) que acompañó de la correspondiente documentación justificativa.

CAIDERO DE LA NIÑA (1957), LA PRIMERA CON DISEÑO MODERNO
“Es la primera gran presa de embalse construida en un barranco principal y con unos criterios de diseño modernos”, describe J. González en su solicitud de 2012 para incoarla como BIC. También es “la primera gran presa de hormigón mamposteado que se construye en Gran Canaria” y “según los especialistas, en el barranco más importante de Canarias”, el de La Aldea. | F.G.V. (ARCHIVO JAIME GONZÁLEZ).
Empezó en 2011 proponiendo como BIC la primera presa de embalse pública construida en Gran Canaria entre 1936 y 1945: la de Cuevas Blancas. La respuesta fue un informe desfavorable del técnico con el argumento de que no está comprobada la construcción de la cimentación. Y ello pese a que aportó como documentación informes técnicos públicos y un sondeo mecánico del SGOP (Servicio Geológico de Obras Públicas) que demuestra la construcción de la cimentación. También aportó un perfil tipo dibujado por la propia constructora de la presa Entrecanales y Távora.

Conjunto de embalses del Pinto, en Arucas. La que está cauce abajo es Pinto I (1910) y la de arriba, Pinto II (1933).| FOTO ARCHIVO HEREDAD DE AGUAS DE ARUCAS Y FIRGAS
A esa le siguieron hasta ocho nuevas solicitudes para otras tantas presas de esta isla, la mayoría de ellas igualmente rechazadas con argumentos peregrinos o poco justificados (San Lorenzo, Soria, Caidero de la Niña, Salvia India y Granadillar). Sí tuvo éxito con sus dos últimas propuestas, las presas de Pinto I y Pinto II, en Arucas, incoadas en 2017 por el Cabildo de Gran Canaria como conjunto, “Las Presas del Pinto”, con la categoría de Monumento.

LAS PEÑITAS (1940), EN “EXPLOTACIÓN DIVINA”
“Parece que estamos ante la única gran presa de España con embalse colmatado que no ha sido puesta fuera de servicio y que está en explotación divina”, escribe J. González de esta presa, encajonada en un impresionante “desfiladero de granito” (como describió el lugar en el s. XIX la viajera inglesa Olivia Stone) y visita “obligada” para los miles de turistas que llegan cada año a Fuerteventura. | FOTO YURI MILLARES
En las islas de Fuerteventura y La Gomera también ha presentado sendas solicitudes igualmente rechazadas. La majorera presa de las Peñitas (1940), porque se iba a incluir en un inventario de bienes culturales del Plan Insular de Ordenación donde estará protegida “con un nivel de protección integral”.

La presa de los Cocos (1914), fue la segunda que se construyó en Canarias y está entre las 100 más antiguas de España. | FOTO ARCHIVO JAIME GONZÁLEZ
La gomera presa de los Cocos (1914) porque “es una edificación normal, sin ningún tipo de relevancia” (sic): SÓLO tiene más de 100 años de historia (fue la segunda que se construyó en Canarias y figura entre las cien más antiguas de España); está ubicada en el interior de un barranco angosto sin carreteras que incrementa aún más su valor técnico, histórico y cultural; tiene la singularidad de haber sido diseñada por un arquitecto, en vez de por alguno de los proyectistas que solían hacerlo en el siglo XX (ingenieros de caminos, ayudantes de obras públicas o ingenieros militares); y es la única gran presa del archipiélago que incluye en su diseño dos contrafuertes portentosos, entre otros valores constructivos, explica Jaime González.

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