Las salinas de Canarias y la reconstrucción de las del Confital
Informe del arquitecto Alberto Luengo en el que detalla los tipos de salinas del archipiélago y recomienda reconstruir las de La Isleta

El arquitecto Alberto Luengo redacta un informe detallado –aquí ofrecemos un amplio extracto– en el que hace un recorrido histórico y constructivo por las salinas de Canarias. También reconstruye sobre plano las salinas de El Confital, en la península de La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria). Incluye las características del molino de vela que tenía para elevar el agua de mar, que es el mayor que hubo en todas las salinas del archipiélago con sus 12 metros de altura, aportando planos de planta y alzados informatizados. [En PELLAGOFIO nº 102 (2ª época, diciembre 2021)].

Por ALBERTO LUENGO
Arquitecto
Como bien exclamaba Plinio el Viejo, “no hay civilización sin sal”, hecho que tiene que ver con la salud y el funcionamiento del cuerpo humano, donde la sal en su justa medida es un ingrediente básico para la vida, y sin la cual ningún pueblo puede sobrevivir.
Se sabe que los primitivos pobladores del archipiélago canario, de ascendencia bereber, se asentaron en las islas al inicio de la era en diferentes arribadas, posiblemente expulsados del norte africano por los romanos, siendo la deportatio in insulum, el castigo insular, una figura jurídica consagrada en la legislación romana, y donde ya dichos pobladores conocían el valor de la sal.
Los aborígenes salaban la carne y el pescado y obtenían la sal de los charcos de marea en la época de la zafra, dado que era el único recurso disponible
Se sabe que los aborígenes salaban la carne y el pescado y obtenían la sal de los charcos de marea en la época de la zafra, dado que era el único recurso disponible. Se desconoce si ya tenían conciencia del proceso de graduación haciendo uso como cocedero de los charcos próximos algo calientes, desconociéndose la organización de su recolección o los mitos y leyendas en que estuvo sumido el valor de la sal.
Etapa de inicio (1500-1650)
Con la conquista castellana se importa la cultura salinera del sur español y portugués, así como se importa sal de la zona, a todas las islas. Esta etapa se corresponde con la construcción de las Salinas del Río en el norte de Lanzarote frente a La Graciosa, hacia el 1500 por el señor de Lanzarote Sancho de Herrera y Ayala (1442-1534), conocido como el Viejo por su gran longevidad.
A pesar de la dificultad de acceso, se construyeron sobre una vieja laguna salada litoral, siendo una salina antigua de barro, que funciona de forma pasiva mediante dos tomaderos, protegida de las mareas, por un fuerte de defensa y un caño de intrusión, construyéndose con el callao y la cal del lugar.
En años sucesivos fueron ampliados, siendo las únicas salinas en activo, hasta que hacen su aparición las Salinas del Sureste de Gran Canaria.
El Castillo del Romeral era una fortaleza que protegía a las salinas del sureste de Gran Canaria de las expediciones berberiscas
Etapa de consolidación (1650-1900)
En esta etapa el gran protagonista de la historia viene representado por el avance de las salinas del sureste de Gran Canaria, ligadas principalmente a la pesca de Berbería y en menor medida al mercado insular e interinsular. Se inicia en el entorno del Castillo del Romeral, fortaleza que protegía a las salinas de las expediciones berberiscas, para luego en los siglos posteriores ir ocupando otras partes del litoral, en las costas de los municipios de San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía de Tirajana, Agüimes y Telde, construyéndose la última de ellas en la zona del Confital, en La Isleta, hacia 1867.
Se consolidaron unas 19 salinas del tipo de salina antigua de barro, con captación mediante tomadero y molino de velas, apareciendo el bombeo manual mediante “bombero”, una artesa de madera sostenido en un pórtico, con cota de elevación muy limitada, y cuya suma total de producción entre ellas superó las 4.000 Tn/año. También son de esa época o anteriores, las salinas primitivas sobre roca de la Costa Norte de Bañaderos, de llenado pasivo y de las cuales al menos existieron unas 6, manteniéndose únicamente hoy en día las del Bufadero.

En El Hierro se construyeron 2 pequeñas salinas primitivas de mortero de cal hacia 1750, en Tenerife 4 de ellas antiguas de barro hacia principios del 1800, en La Palma la de Los Cancajos, salina de mortero de cal y en Fuerteventura las de La Hondurilla hacia finales del siglo XVIII, actuales Salinas del Carmen.
Etapa de desarrollo (1900-1960)
Otra vez Lanzarote, la Isla de la Sal, se convierte en el mayor protagonista de la historia salinera de Canarias, donde desde finales del siglo XVIII, hace su aparición en Costa Teguise y Arrecife la “salina de transición” que es técnicamente una salina antigua de barro de tajo sencillo, si bien aparece ya la tajería con forro de piedra. Será en Janubio hacia 1890 donde hace su aparición una nueva tipología de salina, la salina nueva de barro con forro de piedra, con nuevas innovaciones de trazado que mejorarán sustancialmente el tipo de salina antigua de barro.
Son ya salinas de mayor tamaño, con captación mediante pozo y molino multichapa, con un proceso de graduación más regulado y donde en apenas 40 años se construyeron unas 26 salinas y cuyo modelo se exportó a Fuerteventura, Tenerife y La Palma, llegando a producir en su conjunto más de 40.000 Tn/año de sal. Destinada la sal principalmente a la pesca del banco canario – sahariano, y después a la industria conservera y al mercado interinsular, entran en declive a partir de la pérdida del Sáhara español y sus aguas jurisdiccionales.
Varios son los factores que explican el rápido declive del patrimonio salinero de Lanzarote y de Canarias. No solo se debe a la pérdida del banco canario-sahariano
Etapa de Decadencia (1960-2021)
Varios son los factores que explican el rápido declive del patrimonio salinero de Lanzarote y de Canarias. No solo se debe a la pérdida del banco canario-sahariano, donde entró en franco declive la industria conservera de Arrecife, sino igualmente tuvo que ver con el cambio del modelo económico del sector primario al turístico, entrando la urbanización de la costa en competencia con el espacio salinero, sino igualmente por el desplazamiento de la mano de obra hacia sectores mejor remunerados, la aparición del frío, o la facilidad del transporte que abarató el precio de la sal importada.
Entre 1960 y 1970 desaparecen el grueso de las salinas de Lanzarote, manteniéndose Janubio al 10%, estando las Salinas de los Agujeros prácticamente colapsada. De las 70 salinas habidas en el Archipiélago solo 9 de ellas se mantienen en activo y 11 de ellas mantienen restos de trazado, colapsándose el patrimonio salinero de Canarias en apenas 20 años.

Salinas tradicionales
Las salinas tradicionales presentan una rica expresión de tipologías, donde los cuatro tipos existentes presentan cada uno de ellos unos invariantes constructivos determinados, así:
–La salina primitiva sobre roca es exclusiva del norte de Gran Canaria y dispone de cocedero con murete de mampostería y mortero de cal, llenándose a rebosadero con el embate de la marea en el borde del cantil. Los tajos o “maretas” circulares se construyen sobre los planos horizontales de la roca mediante una hilera de piedras planas cogidas sobre un cordón de barro, rejuntando las juntas o “crías” con barro.
El riego es manual y se bate la “tela” de sal del tajo todos los días. Solo existieron unas 6 en el norte de Gran Canaria en la zona de Bañaderos, de la cual solo se mantiene la de Bufadero, que ha perdido la mitad de su estructura y está en declive, pudiendo llegar a desaparecer el último endemismo etnográfico de esta salina en peligro de extinción.
Las salinas primitivas de mortero de cal (en El Hierro y La Palma) desaparecieron por los elevados costes de mantenimiento y por las dificultades de los sistemas de bombeo

–La salina primitiva de mortero de cal es también una salina primitiva de pequeño tamaño donde el cocedero se construye con mampostería de piedra y mortero de cal, siendo también su fondo de este material.
De tajo sencillo de pequeño tamaño, toda la estructura de la tajería, baches y fondos se construyen con piedra pequeña y mortero de cal, bruñéndose los fondos. Con sistema de riego limitado ya se alimentan con molinos de viento o bomba de pistón, utilizando en su captación rebosadero o bufadero.
Solo están referenciadas las Salinas de La Punta y las Salinas de Timijiraque en El Hierro, construidas hacia 1750 y que apenas estuvieron funcionando unos 30 años, así como en la Palma, las Salinas de los Cancajos de 1830, que también estuvieron unos 10 años funcionando. Todas ellas desaparecieron por los elevados costes de mantenimiento y por las dificultades de los sistemas de bombeo, si bien se mantienen sus trazados.
–La salina antigua de barro. De ascendencia gaditana o portuguesa, esta tipología resuelve el cocedero con murado de mampostería de piedra y mortero de cal y el fondo con barro apisonado y toda la tajería, tajos y baches, con barro apisonado.
Normalmente se captaba el agua mediante tomadero, que llenaba un estanque y luego el agua se elevaba mediante molino de velas y en las más antiguas se utilizaba el “bombero”. Son salinas de tajo sencillo y con sistema de riego secundario y terciario, regándose cada tajo de forma independiente. Presenta una proporción de menor superficie de cocederos que de tajos, lo cual reduce la velocidad de la graduación y por ende de la cristalización.
Aparte de las salinas del Río en Lanzarote del 1500, el grueso de ellas, unas 19, se localizaron en el sureste de Gran Canaria, desde 1650 a 1867, en que se construyeron las salinas de La Isleta, manteniéndose únicamente en Gran Canaria 4 de ellas, en Bocacangrejo, La Florida, Arinaga y Tenefé. En Tenerife de las 4 que llegaron a existir, todas ellas han desaparecido.
Durante el siglo XIX aparece en Lanzarote la “salina de transición” que permite recoger una sal más limpia, aumentando la velocidad de la cristalización y con ello aumentando la producción de sal
–La salina nueva de barro con forro de piedra. Durante el siglo XIX aparece en Lanzarote la “salina de transición”, que es una salina antigua donde ya aparece el forro de piedra en la tajería, para dar lugar hacia 1890 y en las salinas de Janubio, a la creación de la salina nueva de barro con forro de piedra, que presenta notables ventajas respecto a la salina antigua de barro, transformándose las salinas de transición de Costa Teguise y de Arrecife a salinas nuevas.
El cocedero se resuelve con muro exterior de mampostería de piedra y barro, con talud interior en cuarto de círculo de barro y forro de piedra y los fondos de barro apisonado. La tajería es compuesta y se ordena por hiladas subdivididas en escuadres, reduciéndose la red de riego, cuyos caños se rematan con mortero de cal. El elemento más distintivo es el forro de piedra de los baches de la tajería, que permite recoger una sal más limpia, aumentando la velocidad de la cristalización y con ello aumentando la producción de sal.
Son ya salinas de más pasos de graduación entre cocederos, de 4 y 10 pasos, lo que permite mejorar la estructuración química de la sal, existiendo en este caso una mayor superficie de cocederos que de tajos pudiendo los cocederos llegar a triplicar a la superficie de tajos. De mayor tamaño, ya se desarrollan en cotas más elevadas, llegando a superar los 20 metros, captando el agua mediante pozo, bomba y molino multichapa.

Salinas de La Isleta o del Confital
Abandonadas desde 1956, el trazado se mantuvo durante años, siendo la obra mural reaprovechada por los chabolistas de Las Coloradas, manteniéndose en la actualidad únicamente parte del caño principal en acueducto y el resto una explanada sin rastro del trazado original.
El Plan Especial del Paisaje Protegido de La Isleta propone rehabilitar el humedal con el objetivo de crear espacios de interés ornitológico, pero la avifauna migradora está directamente relacionada con las salinas en funcionamiento

Se empezó a redactar hacia el año 2009 un Proyecto de Rehabilitación o Reconstrucción por la arquitecta Dara García por encargo del Ayuntamiento, si bien el tema quedó paralizado.
Se aprobó el Plan Especial del Paisaje Protegido de La Isleta y se publicó en el BOC nº201/2010, donde la zona de las salinas aparece en Zona de Uso General y se clasifica en Suelo Rústico de Protección Cultural. Si bien se considera a las Salinas del Confital y los secaderos de pescado próximos como bien etnográfico, se plantea únicamente crear la Estación Didáctica de las Salinas como Aula de la Naturaleza, proponiendo rehabilitar el humedal como “actuación de rehabilitación de una parte de las antiguas salinas, con el objetivo de crear espacios de interés ornitológico”.
Es de reseñar que la avifauna migradora está directamente relacionada con las salinas en funcionamiento, donde el proceso de graduación y cristalización de la sal aporta los microorganismos salinos extremófilos, que disparan la cadena trófica que da sustento a la avifauna migradora.
Las salinas están insertas en una gran parcela catastral cuya superficie gráfica alcanza los 428.443 m². En relación al Deslinde Marítimo Terrestre, parte del frente la tajería está afectada por el Dominio Público Marítimo Terrestre y el resto de las salinas por los 100 metros de la Servidumbre de Protección, situación que obligará a tramitar Concesión del Dominio Público.

La reconstrucción de las salinas de La Isleta
La salina por definición es un elemento construido de carácter “multidiverso” y que presenta analogías con diferentes disciplinas, que van desde la arquitectura, la ingeniería, la jardinería, la agricultura, la etnografía, la cerámica, la economía circular, etc., y se impone claramente como una “zona húmeda” dado que dicho humedal artificial, reconocido en el Convenio Ramsar presentan una elevada “biodiversidad”, convirtiéndose en un claro recurso turístico y pedagógico.
Es posible reconstruir las salinas y sus elementos, teniendo los conocimientos técnicos para acometer su reconstrucción y ponerlas en funcionamiento
Varios son los factores que confluyen en la necesidad y oportunidad de proceder a la reconstrucción de las salinas de La Isleta, así:
–Se localizan en Espacio Natural en el Paisaje Protegido de La Isleta, cuyo Plan Especial está aprobado definitivamente y donde se plantea recuperar el “humedal” por su interés para la avifauna y crear un Aula de la Naturaleza. Su cercanía a Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla y con una elevada población, propician una actuación de estas características, donde confluyen unos claros valores ambientales, con la creación de un producto turístico que aúna valores culturales.
–No solo es posible reconstruir las salinas sino, igualmente, es preciso dotar a dichas instalaciones de un Aula de la Naturaleza o Centro de Interpretación con Restaurante que dote de economía complementaria a las salinas, tal como sucede en las Salinas de Fuencaliente en La Palma, o en las Salinas del Carmen en Fuerteventura.
–En estos momentos está en marcha el Programa de Rescate de las Salinas Canarias de carácter regional, promovido por la Consejería de Transición Ecológica y de Turismo del Gobierno Autonómico, donde sería posible gestionar su incorporación, dado que existen fondos destinados a los humedales canarios, tanto en Biodiversidad, como en el Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea.
–Es posible reconstruir las salinas y sus elementos, pozo y molino de velas, caños acueducto, cocederos, tajos, sistema de riego y almacén de la sal, teniendo los conocimientos técnicos para acometer su reconstrucción, y ponerlas en funcionamiento para producir sal.
–Entendemos que este proceso no es sencillo dado que habría en principio que adquirir la propiedad, y posteriormente desarrollar todo el proceso administrativo, constructivo y de gestión, debiéndose arbitrar una fórmula ya sea pública o mixta para acometer dicha empresa, y donde debieran coordinarse el Ayuntamiento, el Cabildo y las Consejerías del Gobierno autónomo.