Pervivencia del lenguaje silbado en la isla de El Hierro
El silbo herreño, patrimonio cultural inmaterial en peligro de extinción

El lenguaje silbado en Canarias, del que hay testimonios escritos desde hace siglos y lo practicaban los primeros pobladores del archipiélago, se creía extinto salvo en La Gomera, donde se recuperó a partir de los años 90 del s. XX. Sin embargo, aún quedan silbadores en otras islas, especialmente en El Hierro, donde se trabaja por su recuperación. [En PELLAGOFIO nº 96 (2ª época, mayo 2021)].

■ René Verneau, 1880s A mediados de 1880 el antropólogo francés René Verneau estuvo recorriendo el archipiélago canario. Los herreños de El Pinar (entonces “una cincuentena de chozas”) lo agasajaron organizando un baile en su honor al que los lugareños fueron convocados mediante silbidos que le sorprendió escuchar “por todas partes” aquella noche y así lo relata en el libro, fruto de aquel viaje, Cinco años de estancia en las Islas Canarias (la primera edición, en francés, es de 1891) ● |

■ Joseph Lajard, 1891 “Al pasar por la isla de El Hierro, enseguida pude apreciar que el ámbito del silbo se extendía hasta allí. Más tarde sólo encontré unas pequeñas diferencias entre ambas islas –se refiere a La Gomera– a este respecto. Así pues, comencé mis estudios con los herreños”, escribe Joseph Lajard en el Bulletin de la Société d`Anthropologie de Paris en 1891, describiendo las diferentes posiciones de los dedos con una y con dos manos de panaderos y pastores herreños ● |

■ Maximiano Trapero, 1991 “El silbo herreño –al igual que el silbo gomero– es un mecanismo de sustitución de la lengua que se habla en la isla (…) y, desde luego, los silbadores herreños pueden transmitir con su silbo –lo hemos comprobado taxativamente– cualquier mensaje, cualquiera, siempre que se acomode, claro, a las especiales limitaciones de su mecanismo fonador. Por eso el silbo herreño es –como el gomero– un verdadero lenguaje silbado” (La Provincia, 7 de noviembre de 1991) ● |
Por YURI MILLARES
“La evidencia del uso del lenguaje silbado entre los bereberes está bien documentada”, afirma David Díaz (Asociación Cultural y de Investigación de Lenguajes Silbados Yo Silbo), que ha visitado personalmente poblaciones bereberes en las montañas del Atlas marroquí donde todavía se practica esta forma de comunicación. Y “está perfectamente documentado –señala en el informe que redactó para apoyar la declaración del silbo herreño como Bien de Interés Cultural– que al menos algunas poblaciones indígenas de las islas, hablantes de lenguas de origen bereber, practicaban el lenguaje silbado al momento de la conquista europea (Espinosa 1594, Abreu Galindo 1632, Marín de Cubas 1694)”.
Como botón de muestra señala que una “primera prueba de la existencia de una forma silbada de un idioma de las islas Canarias en la época prehispánica se encuentra en el testimonio escrito de dos pastores franciscanos que acompañaban al mercenario galo Jean de Bethencourt en 1402, que comentan que en La Gomera las personas «hablan con los bezos, como si no tuvieran lengua» (Bontier y Le Verrier 1405)”.
«Y cuando tenían guerra, con ahumadas se entendían, y con silbos que daban desde lo más alto se convocaban y juntaban todos»ABREU Y GALINDO, 1632
El lenguaje silbado no sólo es citado para esta isla. “Otros testimonios antiguos como los de Fray Alonso de Espinosa (1594) o textos de análisis histórico o antropológico (Chil y Naranjo 1880, Quedenfeldt 1887, Verneau 1891) explican que las formas silbadas de estas lenguas bereberes se utilizaban al momento de la conquista y del inicio de la colonización para comunicación a larga distancia (…) por los habitantes autóctonos” también en islas como El Hierro, Tenerife y Gran Canaria.
En Tenerife, pone como ejemplo, la cita del libro Historia de la conquista de las siete Islas de Canaria (Juan de Abreu Galindo, 1632) que dice: “Y cuando tenían guerra, con ahumadas se entendían, y con silbos que daban desde lo más alto; y el que los oía silbaba al otro, y así de mano en mano en breve tiempo se convocaban y juntaban todos”.

Con vigor hasta el siglo XX
En el siglo XX el silbo “se conservó en La Gomera con cierta vitalidad”, destaca Díaz. De hecho, en la actualidad es conocido por buena parte de la población de esta isla, pues, desde 1999, se imparte como enseñanza obligatoria en la educación primaria y secundaria. No ocurrió igual en el resto de islas. En Tenerife y Gran Canaria aún se conservaba “con vigor” hasta los años 40 del s. XX y en El Hierro hasta los años 60. Pero todavía hoy viven personas (de edad avanzada) que se comunican con el silbo en estas islas y podrían ser el nexo de supervivencia de esta singular y antiquísima forma de lenguaje con las futuras generaciones, para evitar su extinción.
Es lo que se está haciendo en la isla de El Hierro. “Llevamos cuatro años trabajando por la recuperación del silbo herreño”, dice a PELLAGOFIO José Gavilán, presidente de la Asociación Cultural para la Investigación y Conservación del Silbo Herreño. “Hemos entrevistado a más de 100 personas que conocen el silbo, casi todas mayores de 70 años, y cerca de 80 todavía silban”.
«Si llevas la talega o la azada en la mano, no tienes que sacar el móvil del bolsillo, metes un silbo»JOSÉ GAVILÁN
En su caso, lo que quieren recuperar no es tanto un lenguaje silbado a modo de exhibición, sino lo que es el silbo herreño tradicional, que “lo usaban los ganaderos y los agricultores, sobre todo los primeros, para comunicarse a grandes distancias y decir mensajes cortos, «ya estoy llegando», «voy para allá» o «ábreme la puerta que voy con las ovejas». Ese es el que utilizaban mis abuelos y es el que enseñamos en la escuela ganadera del Cabildo”.

En definitiva, defiende, “queremos que sea práctico. Es verdad que ahora vamos al campo con el móvil, pero si llevamos la talega o la azada en la mano, no tienes que sacar el móvil del bolsillo, metes un silbo. Cuando llego a casa con las bolsas de la compra y quiero que me abran la puerta silbo «ábreme la puerta»”.
Sin embargo, señala, “después de 30 años escuchando en los medios de comunicación que el silbo es gomero y ver sus exhibiciones, muchos herreños han dejado de identificarse con ese lenguaje, o piensan que su silbo vale menos que el de La Gomera porque, dicen, «yo no silbo así». Eso no quita que encontremos a herreños orgullosos que nos dicen «he escuchado el silbo de La Gomera y eso es lo que llevo haciendo toda la vida»”.
David Díaz coincide en esa observación. “No le daban importancia”, dice. “Nosotros no silbamos tanto como los gomeros que salen en la tele”, le llegaban a decir. “Pero hay muchos silbadores herreños que silban muy frecuentemente, y mensajes más complejos. Uno que ya murió, Antonio el de Julia (Antonio Gutiérrez Padilla) un gran silbador de El Mocanal, era el único que tenía teléfono en el pueblo y cuando llamaban, recogía el mensaje y con el silbo pasaba el recado. Y como él silbaban otras muchas personas”, insiste.
“El silbo lleva sin usarse 60 años o más y la gente que lo usaba entonces ya silbaba menos que la gente anterior. Estamos viviendo los últimos coletazos del silbo herreño. Por eso hay muchas personas de 70 o de 80 años que no lo conocen”, explica Gavilán, que no sólo ha entrevistado a silbadores de la isla. También a investigadores como Maximiano Trapero o José Juan Batista.
«Que el silbo gomero esté generalizado a toda la isla y que el silbo herreño esté reservado sólo a los pocos pastores que ahora quedan, no implica que éste derive de aquél o que lo sea por imitación»MAXIMIANO TRAPERO
El catedrático de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Maximiano Trapero ya había publicado un artículo en La Provincia en noviembre de 1991, donde daba cuenta de su “descubrimiento” del silbo herreño. “En el Archivo Sonoro Maximiano Trapero de Literatura Oral de Canarias de la ULPGC están las grabaciones que lo testan”, confirmó a PELLAGOFIO vía telefónica. “Nuestra conclusión provisional –escribía en aquel artículo– es que se trata del mismo fenómeno que el silbo gomero, que los herreños utilizan para silbar el mismo mecanismo y las mismas «mañas» que los gomeros (un solo dedo recto o curvado, dos dedos o sin dedo alguno) y que, por tanto, los aborígenes de El Hierro y de La Gomera compartieron una misma y singular tradición cultural (…). El hecho de que el silbo gomero esté generalizado a toda la isla y a todos sus sectores humanos y de ocupación, y de que el silbo herreño esté reservado sólo a los pocos pastores que ahora quedan de una casi desaparecida y mayoritaria ocupación, no implica que éste derive de aquél o que lo sea por imitación”.
«El uso natural del silbo es muy distinto del uso recreativo con que se ha venido promocionando en el último medio siglo, nació para comunicarse a grandes distancias»JOSÉ JUAN BATISTA
El doctor en Filología Clásica José Juan Batista, director de la Cátedra Cultural de Estudios Bereberes de la Universidad de La Laguna (ULL) y coautor, junto a Marcial Morera, del libro El silbo gomero, 125 años de estudios lingüísticos y etnográficos, opina, y así se lo mencionó en esa entrevista [ver la entrevista íntegra], “que el silbo llegó a las Islas con los bereberes que las poblaron en los primeros siglos después de Cristo” y asegura que “constituyó una gran sorpresa para mí enterarme de la existencia del silbo en El Hierro, primero en un escrito de Lajard a fines del siglo XIX y luego por las grabaciones contemporáneas efectuadas en esa isla”.
“El uso natural del silbo es muy distinto del uso recreativo con que se ha venido promocionando en el último medio siglo (…), nació para comunicarse a grandes distancias, no para comunicarse de cerca”, dice, y con mensajes cortos. “A veces he oído decir que los silbadores que silban sólo mensajes cortos y prototípicos no saben silbar: esto me parece un disparate. Es como decir que alguien que conduce solo en distancias cortas no sabe conducir”, añadía en esa entrevista y citaba a Marcial Morera que “diferenciaba, explícitamente, la originaria función comunicativa del silbo, normal entre pastores, de su lúdico uso actual”.
La singularidad del silbo herreño tiene su propia entonación, pronunciación y vocabulario
La singularidad del silbo herreño, que lo diferencia del gomero, es que transmite el español que se habla en El Hierro, con su propia entonación (eses finales), pronunciación (retrasa la consonante implosiva al final de sílaba) y vocabulario (juaclo, cueva donde guardan ganado; letime, borde de un risco; chacolear, hablar, pone como ejemplo David Díaz). A todo ello habría que añadir la distinta posición de los dedos durante el silbo. El silbo herreño, explica, suena más agudo que el de los gomeros. Esto se debe a que los herreños silban usando dos dedos de una misma mano o uno de cada mano, o, incluso, sin usar dedos, lo que deja un más estrecho canal de aire que si se utilizase un dedo doblado como es frecuente en La Gomera. “El silbo de El Hierro suena pausado, y no del todo generoso en su precisión y elaboración”. Por eso, dice, se puede distinguir en el silbo a un gomero de un herreño.
La tramitación del expediente para la declaración del silbo herreño como Bien de Interés Cultural se encuentra paralizada en el Gobierno de Canarias con diversas excusas. El expediente cuenta con informes favorables de reconocidos investigadores del archipiélago: Antonio Tejera (catedrático de Arqueología de la ULL), Maximiano Trapero (catedrático de Filología de la ULPGC), Manuel Lorenzo Perera (doctor en Historia y profesor de la ULL) y José Juan Batista (doctor en Filología Clásica y profesor de la ULL). “Somos la única asociación en Canarias a la que el Gobierno de España ha dado la subvención para bienes inmateriales en peligro de extinción. ¡Hemos tenido que ir al Ministerio de Cultura para protegerla! Es terrible”, dice José Gavilán.
«Se ha levantado una tremenda polémica convirtiéndolo en un asunto político, lo cual desvirtúa su consideración científica»JOSÉ JUAN BATISTA
El propio José Juan Batista señala, en la entrevista citada que le hizo la Asociación Cultural para la Investigación y Conservación del Silbo Herreño, que “tras la documentación del silbo herreño como un lenguaje silbado [para su declaración como BIC], se ha levantado una tremenda polémica que ha desviado la atención filológica de un patrimonio inmaterial, convirtiéndolo en un asunto político, lo cual desvirtúa su consideración científica”.

■ EMILIANO FERNÁNDEZ “Los pastores silbaban dos veces el nombre” “La verdad, nunca he visto al silbo como algo olvidado, porque cuando era pequeño silbaba con mi padre y ahora silbo con mi nieto. Si estoy abajo en el huerto y el nieto está en casa le silbo «Jonaicito» (se llama Jonay como mi hijo, por eso lo llamo Jonaicito). Tiene seis añitos y enseguida se asoma: «¡Abuelo!»….” (Ir al artículo) |

■ PANCHO ARMAS “En Nisdafe asábamos papas y nos silbábamos” “Tenía un hermano que me llevaba siete años y lo tenían por un gran silbador. De mi padre en paz descanse no me acuerdo verlo silbar, cuando yo ya silbaba él no podía porque no tenía dientes y aquí no había dentistas para ponerse dentaduras. Ahora mismo, si no fuera por la dentadura yo no podía silbar tampoco…” (Ir al artículo) |

■ VIDAL ACOSTA “Mi padre cantaba una folía silbando” “La verdad es que el silbo se dejó un poco de utilizar desde los años 60 y pico, que la gente empezó a salir menos al campo, salir menos a pastorear. Porque en el pueblo de Isora, donde yo nací y me crie, la gente lo practicaba. Los que bajaban hacia la costa y llegaban a la casa de mi tío Juan, salían cantando o silbando…” (Ir al artículo) |