Patrimonio rural

Pirámides de Canarias, reloj astronómico guanche

Eran calendarios solares para el ciclo agrícola y celebraciones rituales

El biólogo Gustavo Sánchez ha realizado una detallada búsqueda y estudio de las pirámides de Canarias, sobre todo en Tenerife, intrigado por su monumentalidad, orientación solar o presencia de restos cerámicos aborígenes. Incluso ha medido el crecimiento de los líquenes en los lados orientados al alisio con resultados sorprendentes. [En PELLAGOFIO nº 99 (2ª época, septiembre 2021)].

■ Bazinas en el Sahara
Una de las 20 pirámides escalonadas en piedra seca (bazinas) del Sahara Occidental. En este caso, parcialmente derruida, con 5 m de alto, 12 m de diámetro y cuatro escalones, fotografiada por Nick Brooks, investigador de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), coprologuista del libro ●

■ Destruida por el asfalto
La pirámide del Almendral de La Mancha, destruida en 1991 para construir la carretera de la Variante de Icod, tenía 45 m. de largo por 19 m. de ancho y unos 8 m. de alto. Con unos 7 escalones, presentaba una escalera de piedra de 21 peldaños orientada en el eje Este-Oeste. Fotografía de Lola Nieves

■ Escalones desgastados
Aunque las pirámides de Güímar han sido restauradas para su uso museístico, originalmente mostraban pulidos escalones que indicarían haber sido muy transitadas por usos ligados al culto solar, como la celebración de la cosecha durante el solsticio de verano, indica Gustavo Sánchez, autor de la fotografía ●

Algunas pirámides necesitaron una ingente cantidad de piedras que no había donde se construyeron

Por YURI MILLARES

Las islas Canarias, sobre todo Tenerife, albergan una gran cantidad de amontonamientos de piedras. Unas, de cuidada factura (majanos, pirámides). Otras, más descuidadas (mollares, paredones). Se han querido atribuir únicamente a la limpieza de terrenos para el cultivo, pese a la inconsistencia de los argumentos de una historia y arqueología oficial, que niega cualquier origen anterior a la conquista europea a muchas de estas construcciones. El investigador Gustavo Sánchez Romero (Pirámides guanches de Canarias, Editorial Kinnamon, 2021) las califica de “guanches”.

La pirámide de Cuatro Caminos, que sirve para ilustrar la portada del libro de Sánchez Romero. | FOTO J. F. OLIVARES

El autor no es un especialista en el poblamiento y modo de vida de los primeros habitantes del archipiélago hasta la llegada de los conquistadores europeos. Antes de presentar su documentado inventario y estudio de pirámides, hace un recorrido histórico en el libro sobre el origen de los guanches –entendidos éstos como todos los aborígenes canarios–. Es decir, cómo organizaron su vida en las Islas, basado en numerosas citas de diversos autores que necesitaría alguna actualización.

Su objetivo, no obstante, es otro: presentar una guía de campo y muy ilustrada de pirámides. Principalmente de Tenerife, pero también de otras islas, que serían “genuinamente guanches”, diferenciadas de otras estructuras en piedra de factura posterior como paredones y molleros.

«Hay que separar la paja del trigo: cuál podría ser una pirámide aborigen y cuál es un mollero» GUSTAVO SÁNCHEZ

“Es difícil, pero hay que separar la paja del trigo: cuál podría ser una pirámide aborigen y cuál es un mollero”, ha señalado a PELLAGOFIO.

Después de siete años estudiándolas en profundidad, tomando medidas, observando las puestas y salidas de sol a las que se orientan sus paredes y escalones, subiendo y bajando pirámides y cotejando la bibliografía existente, en el libro que acaba de publicar se centra en las menos divulgadas: las pirámides del norte de Tenerife. Aunque también hace un repaso por las más conocidas de Güímar e, incluso, por pirámides que hay (o había, pues algunas han sido destruidas) en el resto del archipiélago.

“Hago un trabajo muy descriptivo; yo no soy arqueólogo”, dice.

PELLAGOFIO lo ha acompañado en la visita a algunas de estas pirámides en un recorrido por el municipio de Icod que comenzó por la poco conocida (y de gran belleza) pirámide de Santo Domingo. Es una de las más altas, con 13,5 m. “Tiene una rampa de acceso y a medida que vas llegando arriba tienes al fondo la alineación con La Palma y el solsticio de verano. No es algo casual. Hay una intencionalidad. Y en otras pirámides hay rampas ascendentes a la salida del sol el 21 de diciembre, el solsticio de invierno”, describe.

“Imagínate en la época de nuestros abuelos. Mi madre me cuenta que se pasaba hambre en Guía de Isora y había que currar. Mi tatarabuelo no se iba a poner a hacer una monumentalidad como ésta cuando había que cosechar. No es un mollero (un amontonamiento de piedras): hay piedras decorativas de obsidiana, alineación solar, monumentalidad, restos cerámicos aborígenes y líquenes que tardan siglos en cubrir las piedras. Es una estructura que califico como guanche”.

El solsticio de verano en la pirámide del Abanico con la posición del sol en la salida por Bajamar (línea naranja), la puesta por La Palma (línea roja) y su recorrido (línea amarilla) el 21 de junio. | ILUSTRACIÓN GUSTAVO SÁNCHEZ

Pirámides y civilizaciones
Las estructuras piramidales son una constante cultural en diversas civilizaciones del planeta . Los aborígenes canarios, con amplios conocimientos astronómicos (marcados en calendarios solares y lunares, mediante inscripciones en vasijas de barro encontradas en Fuerteventura y La Palma; o grabados en piedra de algunos yacimientos como el de Las Cabezas, en Tenerife) tenían en las pirámides una forma muy concreta de manifestarlos, en consonancia con sus creencias religiosas y sus prácticas agrícolas y ganaderas.

¿Por qué tanta insistencia en buscar explicaciones alternativas cogidas por los pelos, desde que eran para secar fruta hasta que fueron los masones?

Gustavo Sánchez junto a la base de la pirámide de Santa Bárbara (Icod). Tras la conquista las pirámides se aprovecharon por “el importante aporte mineral que tales estructuras vierten sobre la tierra y los cultivos, creando además ‘puntos secos’ en el terreno (sobre todo en la vertiente Norte de Tenerife), libres de humedad (que permanece bajo tierra), hongos o insectos, donde ciertos cultivos, como parras u otros vegetales de hoja grande, crecen de mejor manera sin tales elementos perjudiciales para su desarrollo”, explica. | FOTO YURI MILLARES

Empeñado en desenmascarar ese intento de ocultamiento de las pirámides (y la consiguiente pérdida patrimonial que está trayendo consigo por la destrucción de algunas de ellas), Gustavo Sánchez ofrece –junto a su detallado catálogo de pirámides guanches– toda una batería de “argumentos piramidales”.

Los añade a numerosas citas de autores que han escrito sobre ellas, desde el mismo momento de la Conquista hasta la actualidad. Desgraciadamente, como decía el doctor en Historia José Farrujia en una entrevista en PELLAGOFIO, “a diferencia de América, en las islas Canarias no hay una crónica de los vencidos”.

Estos argumentos piramidales incluyen:

–El tamaño uniforme de las rocas (no hay un simple amontonamiento de piedras, sino piedras seleccionadas y cuidadosamente colocadas).

Mal diseño para secar frutas (al ser estructuras escalonadas con volumen y altura, el recorrido del sol proyecta sombras durante seis a ocho horas al día que restan eficacia al secado homogéneo que necesitan los paseros, siempre ubicados en superficies lisas y llanas para recibir los rayos del sol todo el día).

–Un patrón de distribución (se concentran en lugares muy concretos de modo irregular y son de gran volumen a modo de centros ceremoniales o marcadores solares, obligando a mover y trasladar pesadas cargas incluso varios kilómetros, en vez de distribuirse de modo más equidistante por el territorio allí donde están las piedras si fueran sólo amontonamientos en suelos despedregados).

–Estar construidas el borde de acantilados y laderas (haciendo laboriosos escalones en vez de hacer lo más cómodo, si querían librarse de las piedras, que era lanzarlas acantilado o ladera abajo).

–La monumentalidad (se trata de grandes estructuras de ocho a doce metros de altura, a veces formando conjuntos de edificios, que necesitaron una ingente cantidad de piedras que no había en el lugar donde se construyeron, supuestamente por unos campesinos que debían dedicarse a producir alimentos y no levantar ciclópeas construcciones cuidadosamente diseñadas y medidas).

«Si trasladas la velocidad de crecimiento a núcleos grandes de piedras basálticas de 50-60 cm te pueden dar dataciones de 600-700 años» GUSTAVO SÁNCHEZ

Líquenes centenarios
Un novedoso aporte en el estudio de Sánchez Romero –“es un dato en el que no se ha reparado”, dice– es el de las mediciones de los líquenes que crecen en las paredes de las pirámides expuestas al alisio en el norte de Tenerife.

“Es una técnica de datación compleja”, reconoce, “porque no existe un patrón general para el planeta” y el crecimiento de estas asociaciones de hongos y algas unicelulares varía en función de las condiciones meteorológicas y, sobre todo, microclimáticas.

Por eso se puso a medir líquenes en pirámides de Icod y en piedras de localidades próximas, a la misma altura sobre el nivel del mar y en el mismo tipo de ambiente, obteniendo “unos datos preliminares que pueden orientarnos en cuanto al tiempo de crecimiento de los mismos” en esta vertiente de la isla.

Tras cuatro años de mediciones de líquenes, “si trasladas la velocidad de crecimiento a núcleos grandes de piedras basálticas de 50-60 cm te pueden dar dataciones de 600-700 años. Ese liquen lleva ahí todos esos años”, decía señalando a la mencionada pirámide de Santo Domingo, rodeada de paredes de bancales de diferentes épocas del siglo XX con la misma orientación y sin ninguna presencia de líquenes.

■ Y ADEMÁS
Transmisión cultural entre el norte de África y Canarias

Los doctores Nick Brooks y Joanne Clarke (investigador y profesora titular, respectivamente, en la Universidad de East Anglia, Norwich, Reino Unido), autores del libro The Archaeology of Western Sahara (Oxbow Books, 2018), prologan el libro de Sánchez Romero. Donde escriben:

BROOKS y CLARKE:
«Los vínculos culturales canario-saharianos son dignos de nuestra atención, subrayados por la existencia en todo el archipiélago canario de grabados en escritura líbico-bereber»

“A la luz de la evidencia genética muy contundente de que Canarias fue colonizada inicialmente por personas originarias del norte de África sahariana, los vínculos culturales canario-saharianos son dignos de nuestra atención.

“Estos vínculos están subrayados por la existencia en todo el archipiélago canario de grabados en escritura líbico-bereber, que en el continente africano se extiende en diversas formas desde Libia hasta el Sahara Occidental y Marruecos (…).

“Por ejemplo, algunos de los grabados más abstractos registrados a lo largo del Wadi Erni, en el norte del Sahara Occidental, por Clarke y Brooks se parecen mucho a ciertos elementos de los grabados de arte rupestre prehispánico en Lanzarote descritos por Ulbrich, específicamente los rectángulos, rayas, espinas de pescado y contornos de sandalia (podomorfos). (…)

“El arte rupestre descubierto recientemente en una cueva en La Palma, y el bien estudiado yacimiento del Barranco de Balos, en Gran Canaria, entre otros, incluyen formas antropomórficas que son similares al arte rupestre del Sahara Occidental, en sitios como Rekeiz Lemgassem y Uadi Kenta.

“Las propias pirámides canarias exhiben similitudes y diferencias con los monumentos de piedra del Sahara. Las conocidas pirámides de Güímar son muy diferentes a cualquier estructura conocida en el Sahara, por ejemplo, en su planta rectangular alargada, forma angular, escaleras y asociación con grandes recintos amurallados. Los orígenes y propósitos de estas estructuras han sido objeto de un largo y a menudo amargo debate. No obstante, existen puntos en común entre otros monumentos canarios, incluidas algunas de las estructuras ‘piramidales’, que no han sido objeto de una investigación intensiva, y los monumentos de piedra del Sahara.

“En el Sahara se han registrado estructuras de piedra escalonadas. Por ejemplo, registramos un solo monumento de este tipo con estructura en espiral y cuatro niveles o escalones en las cercanías del Wadi Dirt, un afluente importante del Saguia al-Hamra en el sector norte del Sahara Occidental. Posteriormente se registraron estructuras de una dimensión similar en las orillas del Wadi Erni y Wadi Ratnia en la misma región. Estos sugieren la posibilidad de estructuras escalonadas, aunque su naturaleza altamente degradada hace que su forma original sea difícil de determinar con certeza.

BROOKS y CLARKE:
«Las pirámides ‘de un nivel’ de Gran Canaria descritas por Ulbrich se hacen eco de ciertos tipos de monumentos, denominados ‘bazina’ que están muy extendidos en el Sahara occidental y central»

“Las pirámides ‘de un nivel’ de Gran Canaria descritas por Ulbrich se hacen eco de ciertos tipos de monumentos, denominados bazina que están muy extendidos en el Sahara occidental y central. Las bazinas pueden ser de base redonda o cuadrada, y están construidas con piedras planas ensambladas para crear un muro perimetral de piedra seca, que se rellena con otras rocas menos regulares.

“A menudo hay una entrada falsa o un anexo lateral. En Djorf Torba, Argelia, las excavaciones han revelado que algunas de estas estructuras son monumentos funerarios. (…).

“Como se argumenta en este libro, mientras que las pirámides de Canarias son típicamente de forma cuadrada o rectangular, también existen redondas y en forma de V, muchas de las cuales no han sido objeto de investigación hasta la fecha. Estas geometrías son mucho más comunes en los monumentos del norte de África, por ejemplo, en los abundantes túmulos circulares y en los monumentos tipo V, antena y media luna que se encuentran en las regiones central y occidental del Sahara. (…).

“La conexión entre los pueblos prehispánicos de Canarias y los pueblos prehistóricos del norte de África sahariana está bien establecida, y el poblamiento del archipiélago canario puede entenderse como parte de un proceso regional de migración e innovación frente a un dinámico medio ambiente que respondió, a menudo de manera espectacular, a cambios a gran escala en el clima global.

“Dados los vínculos entre las Islas Canarias y el norte de África, y las evidencias arqueológicas de ambas regiones, podemos concluir que hubo alguna transmisión de la cultura material de esta última a la primera. El lugar donde encajan las pirámides canarias en esta narrativa sigue siendo un misterio, complicado por las conexiones entre las islas y la región mediterránea más amplia, que se extendió hasta el período clásico.

“Las pirámides de Güímar, y otras ubicadas en Icod de los Vinos, por ejemplo, y que han sido objeto de tantas discusiones, son sólo un aspecto de un cuerpo arqueológico mucho más rico del que, sin duda, todavía tenemos mucho que aprender. Esperamos que este volumen juegue un papel importante en la promoción del debate y la comprensión, no solo del pasado canario, sino de la región en general” ●

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