Presas y estanques subterráneos, sudor isleño en pos del agua
La exposición ‘Aguas de la calle’ reúne una veintena de fotografías de Tato Gonçalves

El agua es vida y, en Gran Canaria, toda una cultura del esfuerzo de siglos que ha horadado montañas, canalizado riscos y valles y aplicado tecnología e imaginación. La exposición ‘Aguas de la calle’ reúne una veintena de fotografías de Tato Gonçalves después de recorrer durante un año la isla en busca de obras hidráulicas singulares. [En PELLAGOFIO nº 103 (2ª época, septiembre 2022)].
■ EN ESTA MISMA PÁGINA Alma de agua para cuerpos fértiles ![]() Por JULIETA MARTÍN FUENTES Escritora Retratista de almas y de eso que está entre el cielo y el suelo que solo unos pocos ven y sienten, Tato Gonçalves consigue trasladarnos a un mundo quizás más bello de lo que es, o quizás es como él lo fotografía y nos regala con las imágenes de su mirada |
Por YURI MILLARES
El patrimonio hidráulico de Gran Canaria es el de una obra de ingeniería inmensa. En sus 1.558 km² cuenta con 74 grandes presas (son las que tienen una altura superior a 15 metros, incluidos sus cimientos, pero hay un número todavía superior de las consideradas “pequeñas presas). Sin embargo, es sólo la parte más visible y llamativa de un “patrimonio cultural de carácter hidráulico único, grandioso, gigantesco” –en palabras del investigador Jaime González Gonzálvez– de más de 7.000 obras que incluyen estanques, pozos, galerías, cantoneras o acequias.

Pero la gran expansión de obra hidráulica en una isla que había tejido durante siglos una (todavía) modesta red de minas de agua y acequias llegó a partir de finales del siglo XIX con las plataneras y los tomateros. “Se empezó a hacer pozos por todos sitios –dice Suárez Moreno–. En La Aldea cada cual se hizo pozo en su finca y, por eso, tan sólo en su valle hay unos 400. En el norte eran los aguatenientes, gente con dinero que invertía en el agua porque era negocio y potenciaron todas esas obras hidráulicas de pozos y galerías”.


Ese paisaje hidráulico y la fascinación que siente el isleño por el agua la convierte el fotógrafo Tato Gonçalves en imágenes dentro de otra fascinación. “Me apasiona esa arquitectura de paredes, escalones, acequias, esa cultura del esfuerzo”, explica. Desde la Casa Museo León y Castillo le habían propuesto más de una vez llevar una exposición fotográfica a sus salas y se decidió por este tema.
«Durante un año trabajé la arquitectura de presas y acequias. Empecé por la finca de San Rafael, una finca abandonada en Telde que me impactó»TATO GONÇALVES
“Durante un año trabajé la arquitectura de presas y acequias. Visité muchas presas y estanques buscando ese punto. Iba los días que me cuadraba, en coche o en moto. Empecé por la finca de San Rafael, una finca abandonada en Telde que me impactó. Hay un estanque junto a una pared que se empieza a picar y profundizar en cueva. Es un poco peligrosa y se ha caído incluso una parte del techo. Después seguí con un estanque que hay en Gáldar, muy bonito, Cuevas de la Virgen. Es muy curioso. En Guía fui a la presa de las Garzas. También recorrí Firgas y su entorno, que tiene un entramado de presas muy curioso. Visité en el sur las presas de La Sorrueda, Chira, Soria, Las Niñas…”, resume su periplo en pocas palabras.
La exposición, que ha titulado “Aguas de la calle”, se compone de una selección de esas fotos, “todas viradas en blanco y negro y en un formato grande (1,50 m de ancho, montadas en aluminio por detrás y metacrilato por delante y tiene un efecto impactante). Tiene una banda sonora con sonidos del agua que grabé durante los recorridos”.
En su ubicación de la Casa Museo León y Castillo la exposición cierra sus puertas este 9 de enero, pero ahora comienza una itinerancia que la traslada, en primer lugar, a La Fortaleza, al Centro de Interpretación de La Sorrueda, para estar del 20 de enero al 20 de marzo de 2022.
Alma de agua para cuerpos fértiles
Por JULIETA MARTÍN FUENTES
Escritora
Retratista de almas y de eso que está entre el cielo y el suelo que solo unos pocos ven y sienten, Tato Gonçalves consigue trasladarnos a un mundo quizás más bello de lo que es, o quizás es como él lo fotografía y nos regala con las imágenes de su mirada.

La historia de los canarios, de los grancanarios, es la historia de la lucha por vencer la falta de agua
Qué expresión, ¿verdad? “Ha entrado agua de la calle” a través de sus estanques, de las cañerías, de los aljibes y en la tierra fecunda que son también nuestros cuerpos.
Tato Gonçalves es un artista que logra conmovernos y llevarnos en un viaje en el tiempo a través de sus doce fotografías de gran tamaño en blanco y negro a las que ha añadido una instalación y un guiño a los sentidos. La historia de los canarios, de los grancanarios, es la historia de la lucha por vencer la falta de agua. Y como toda historia del hombre o la mujer es la lucha por vencer todo aquello que tenemos en contra. Tal vez, por eso, él retrata tan bien la huella, el brillo, la estela y el camino del agua. Dan ganas de beberla, porque inmediatamente sientes sed de vida al observar cómo la mira él. Poesía en imágenes para honrar nuestra memoria. Él es especialista también en eso, porque no solo es ver, es sentir y respirar mientras miras. Es conmoverte.
Las fotografías de Tato Gonçalves se te quedan en la memoria y en el corazón como ese jardín seco en el que se planta un recuerdo. Se riega, se le habla, se arrancan las malas hiervas que crecen a su alrededor y se riega de nuevo, porque hemos sido testigos de su belleza. Y la belleza nos cambia la vida. Yo casi había olvidado cómo era vivir sin agua suficiente y él me ha regalado la sonrisa de recordar cómo era lavarme el pelo sin prisa, porque había entrado agua de la calle. Con esta exposición nos regala felicidad. Estoy deseando admirarlas y que él hable a nuestra memoria.