Patrimonio rural

Tenerife cuida sus semillas

Las semillas de variedades tradicionales hay que conservarlas, pero también visibilizarlas, a fin de fomentar su demanda entre los consumidores, explica este artículo que repasa el protocolo de trabajo del Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife (CCBAT). [En PELLAGOFIO nº 56 (2ª época, septiembre 2017)].

Por DESIRÉE AFONSO MORALES
Jefa de Unidad Técnica. Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife.

Apartir de los años 60, tuvo lugar una auténtica revolución en el modo de producir los alimentos. Conocida como Revolución Verde consistió, entre otros factores, en la obtención de variedades agrícolas altamente productivas, adaptadas al uso de fertilizantes de síntesis y otros avances tecnológicos con el fin de “acabar con el hambre en el mundo”. Desde luego, se consiguió incrementar el rendimiento de los cultivos, se consiguió producir en mayor cantidad para una población creciente. De esta forma se sustituyeron las variedades tradicionales, por variedades mejoradas, adaptadas a funcionar en este nuevo “paquete tecnológico”.

La obtención de variedades agrícolas altamente productivas trajo consigo un fenómeno conocido como “erosión genética”

Cámara donde se conservan las semillas a 4 grados bajo cero en el Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife.| FOTO TATO GONÇALVES
Estos cambios en el modelo productivo trajeron consigo una drástica reducción en el número de especies y variedades utilizadas en la alimentación, fenómeno conocido como “erosión genética”. Ante la pérdida creciente de diversidad agraria hubo la necesidad urgente de recolectar y conservar los recursos fitogenéticos que inevitablemente se iban a perder y que debían conservarse para las generaciones venideras. Bajo esta consigna se crearon las grandes colecciones de germoplasma de los grandes centros internacionales.

En España, el primer banco de semillas fue creado en 1966 en Madrid y aún se mantiene en la actualidad

En España, el primer banco de semillas fue creado en 1966 en Madrid y aún se mantiene en la actualidad. Pero no es hasta 1993 cuando se desarrolla el Programa Nacional para la Conservación y Utilización de los Recursos Fitogenéticos, que culmina con la creación del Centro de Recursos Fitogenéticos, ubicado en Madrid. Éste es el banco de referencia a nivel nacional.

■ QUÉ SON / Las variedades tradicionales

Las variedades tradicionales, también llamadas variedades locales, surgen a partir de la selección que de forma continuada el ser humano ha realizado a lo largo del tiempo. Son variedades conservadas, seleccionadas y multiplicadas por los agricultores y que se encuentran estrechamente unidas al entorno donde se han desarrollado, formando parte no sólo de la biodiversidad agrícola de sus zonas de origen, sino también del patrimonio cultural de éste. Así, alrededor de ellas se teje un entramado de conocimientos tradicionales sobre sus características, usos, diversidad, etc., que contribuyen a definir la entidad de un pueblo ●

 
Canarias, punto caliente de biodiversidad
En Canarias existe una enorme diversidad en cuanto a los factores físicos que componen su geografía. Así, encontramos zonas llanas junto a otras de elevada pendiente; suelos profundos, fértiles, de origen volcánico, frente a laderas peladas en las que llega a aflorar el complejo basal. Encontramos también importantes contrastes dentro de nuestro clima subtropical: islas secas e islas subhúmedas, barloventos y sotaventos, umbrías y solanas. Por último, la elevada altitud presente en muchas de ellas ha permitido el desarrollo agrario desde la costa hasta la cumbre, pasando por las medianías.

La diversidad geográfica de Canarias ha propiciado la existencia de un amplio abanico de sistemas agrarios tradicionales que aprovechan el territorio de forma eficiente

Efectivamente, esta diversidad geográfica ha propiciado la existencia de un amplio abanico de sistemas agrarios tradicionales, que aprovechan el territorio de forma eficiente y que son la cuna donde se conserva la enorme diversidad de especies cultivadas en las islas. Pero, además, esta biodiversidad agrícola se ve favorecida por la situación estratégica del archipiélago como lugar de intercambio tricontinental.

El tránsito marítimo, unido a los procesos migratorios que han tenido lugar a lo largo de la historia, ha propiciado la entrada y adaptación de multitud de especies que han encontrado en las islas un territorio similar al de sus zonas de origen, pudiendo desarrollarse y diversificarse con el paso de las décadas hasta convertirse en un patrimonio agrícola único.

Tenerife protege su biodiversidad agrícola
En la isla de Tenerife, los principales sistemas agrarios que albergan la mayor parte de la biodiversidad cultivada se sitúan en las medianías. Esta franja de tierras entre los 300 y los 1.000 metros en la vertiente de barlovento y algo más arriba en la vertiente sur, es donde se ha conservado la mayor parte de la agricultura de subsistencia, en lo que se conoce como policultivos de secano.

Desirée y Agustín (Centro para la Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife) observan las semillas que conserva un agricultor en Valle de Guerra: millo enano, judía pinto y judía rayada (de izq. a dcha.) y cebolla de Guayonje (debajo). | FOTO TATO GONÇALVES
La trilogía de cultivos mantenidos en esta zona está constituida por los cereales, las papas y los frutales, a los que hay que añadir las hortalizas, las leguminosas y las forrajeras. Cada uno de estos elementos, a su vez, está conformado por multitud de variedades, fruto de la selección por parte de los agricultores y de la adaptación a esta gran variación de condiciones edafoclimáticas.

La enorme diversidad agrícola que alberga el archipiélago, en general, y Tenerife, en particular, es de sobras conocida, existiendo innumerables trabajos de investigación, tanto de carácter etnográfico como de recopilación de material vegetal para su conservación y divulgación. A nivel institucional, el Cabildo de Tenerife fue pionero en Canarias al promover la creación de un banco de germoplasma agrícola regional.

Cartel para la promoción de las papas de Tenerife.
Así, en 2003 nace el Centro de Conservación de la Biodiversidad Agrícola de Tenerife (CCBAT), unidad orgánica perteneciente al Servicio Técnico de Agricultura y Desarrollo Rural de dicha institución, el cual trabaja con el objetivo fundamental de recuperar y conservar la biodiversidad agrícola local de la isla. Desde su creación, el CCBAT se incorporó a la Red Nacional de Bancos de Germoplasma, asumiendo el compromiso de evitar, en la medida de lo posible, la pérdida de la diversidad agrícola, así como de evaluar y documentar la biodiversidad agrícola presente.

Cómo funciona el CCBAT
El CCBAT desarrolla una las actividades propias de los bancos de germoplasma, aplicando los protocolos establecidos a nivel internacional y mantiene contacto con los otros bancos de germoplasma pertenecientes a la Red Nacional.

El CCBAT desarrolla la actividad de un banco de germoplasma que aplica los protocolos establecidos a nivel internacional

Para tal fin se llevan a cabo labores de recolección, conservación, caracterización, multiplicación y documentación del material local. Asimismo, se realiza la cesión de material cuando existe disponibilidad, y se promocionan las variedades locales a través de un programa educativo y de acciones de valorización. Todo ello con el fin último de transmitir esta importante riqueza a las generaciones futuras:

La recolección de las semillas se realiza en las zonas donde los agricultores las han conservado hasta nuestros días. Se recoge, además, toda la información básica relacionada como especie, nombre local, localización, así como datos de interés agronómico, etnobotánico, etc.

La conservación ex situ de las semillas hace referencia a la conservación de las mismas fuera de sus hábitats naturales, en unas condiciones determinadas de temperatura y humedad que permiten que sean viables durante largos periodos de tiempo. Las semillas recolectadas se seleccionan, limpian y acondicionan en el laboratorio, para posteriormente, introducirlas en la cámara de desecación donde alcanzan la humedad óptima de conservación. Tras realizar las pruebas de germinación para comprobar que es la adecuada, se introducen en botes herméticos y pasan a conservarse en una cámara fría a – 4º C de temperatura. En estas condiciones, las semillas pueden permanecer viables durante décadas.

Cuando la cantidad de semillas no es suficiente, o bien su germinación es baja, son llevadas al campo donde se multiplican y se obtienen nuevas simientes

La multiplicación y/o regeneración se realiza cuando la cantidad de semillas no es suficiente, o bien su germinación es baja. Entonces son llevadas al campo donde se multiplican y se obtienen nuevas simientes, garantizándose así su conservación. En esta tarea es imprescindible evitar posibles cruzamientos entre variedades. Para ello se utilizan diferentes métodos en función de las peculiaridades de cada especie (embolsado de los frutos, polinización manual, etc), con el fin de que las semillas obtenidas sean lo más parecidas a las recolectadas originalmente.

Toma de medidas de una partida de peras para la caracterización morfológica de la variedad de este fruto en el CCBAT.| FOTO TATO GONÇALVES
La caracterización de las variedades locales es una labor imprescindible que permite conocer en profundidad la biodiversidad que se está conservando, información muy útil de cara a su utilización. Se estudian las características morfológicas de las variedades como el tamaño de las plantas, color o peso del fruto (caracterización morfológica); también se detectan las variedades más productivas o resistentes a una determinada plaga o enfermedad (caracterización agronómica). Mediante la caracterización molecular se pueden detectar las similitudes entre variedades a través del estudio de su ADN y con la caracterización bromatológica se conocen sus cualidades nutritivas. El CCBAT colabora con otros organismos como universidades o centros de investigación, tanto nacionales como internacionales, para completar estos estudios.

La documentación significa que toda la información generada durante el desarrollo de cada uno de los procesos, desde la recolección hasta la incorporación de las semillas a las cámaras de conservación debe estar correctamente almacenada y disponible para los usuarios. Así, se trabaja con una base de datos cuya estructura es común al conjunto de bancos que conforman la Red Nacional de Bancos de Germoplasma, de cara al intercambio e incorporación de datos al banco de referencia nacional.

Las semillas son del campo y al campo han de volver, los excedentes son cedidos a los usuarios que los soliciten

Y, finalmente, cesión. Las semillas son del campo y al campo han de volver. Siempre que se garantice la conservación de cada variedad, los excedentes son cedidos a los usuarios que los soliciten en un número tal que les permitan reproducirlas. Así mismo, gestionamos las solicitudes que realizan otros bancos de germoplasma y centros de investigación mediante el correspondiente Acuerdo de Transferencia de Material Vegetal. Este acuerdo está actualmente vigente para intercambios a nivel nacional e internacional, tal y como se recoge en el Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación.

Semillas disponibles en el banco
No todas las semillas pueden conservarse en cámaras, modificando la humedad y temperatura. Las llamadas “semillas ortodoxas” son las que poseen esta capacidad y, afortunadamente, son la mayoría de cultivos básicos para nuestra alimentación. Así, el CCBAT mantiene colecciones de semillas de una amplia variedad de cultivos:

Colección didáctica de semillas del CCBAT.| FOTO TATO GONÇALVES
Cereales. Estos cultivos han disminuido considerablemente su superficie cultivada respecto a épocas pasadas, si bien hay un resurgimiento lento de algunos de ellos. Tal es el caso del trigo, para la obtención de gofio y pan. También se conservan otros como la cebada, centeno, avena o el tan apreciado millo, tanto para gofio como para piñas.

Leguminosas. Este grupo engloba multitud de especies cultivadas, tanto para consumo humano como para forraje y es, sin duda, uno de los grupos que más abandono han sufrido. Sin embargo la riqueza de especies y variedades es enorme. Ejemplo son las lentejas, chícharos, arvejas, habas, garbanzos o judías.

Cultivos hortícolas. Engloba muchas especies bien conocidas en el campo canario y que forman parte de la cocina tradicional. Destacan las calabazas, cebollas, pimientas o coles, entre otros. Todos ellos albergan una enorme diversidad y muchas de ellas son reconocidas por su excelencia y sabor.

Utilización de las variedades como garantía de conservación
Todo aquello que no se usa tiende a desaparecer. En otras palabras, la utilización de las variedades tradicionales es la mejor estrategia para su conservación. Por ello, además de conservarlas, es necesario estudiarlas y visibilizarlas mediante distintas herramientas de valorización que permitan darlas a conocer y así fomentar su demanda por parte de los consumidores.

Las variedades locales forman parte de unos agrosistemas concretos, están adaptadas y coevolucionan con ellos, si los protegemos garantizaremos que éstas no desaparezcan y contribuiremos a preservar el paisaje agrario donde se han desarrollado y en definitiva, a conservar este maravilloso patrimonio agrícola que hemos heredado.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba