Palmeras ‘Phoenix’, en el desierto, en junglas y al pie del Himalaya

Las palmeras del género ‘Phoenix’ –al que pertenece la palmera canaria– crecen en desiertos como el Sahara, selvas húmedas de Asia y al pie del Himalaya, se cultivan en la India donde también extraen el guarapo y, desde el 3500 a.C., en la isla de Creta. Extracto de la ponencia “El género ‘Phoenix’: Descripción de las especies” que se presentó en la I Conferencia Internacional sobre ‘Phoenix canariensis’ celebrada en Gran Canaria a finales de 2009, evento del que ya informamos en PELLABLOG nº 47/2009 del pasado 23 de noviembre, a propósito de otra ponencia referida a las plagas que la están matando en Canarias. (Edición PELLABLOG, semana 50/2009, 14 diciembre).

● Por TOMÁS FONT PÉREZ y ANTONIO GÓMEZ SANCHO, Asociación Botánica Española de Palmeras y Cicadales. ● Texto e ilustraciones de la ponencia «El género ‘Phoenix’: Descripción de las especies», cedidas por la organización de la CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE PHOENIX CANARIENSIS |

El origen de la palabra
La palabra Phoenix deriva del griego phoenix, pero tiene poca relación con su aplicación a la palmera ya que su significado (“rojo o púrpura”) sólo podría guardar relación con la coloración de algunos frutos de ciertas especies. Por otra parte, en la mitología el ave Fénix era símbolo de inmortalidad y tampoco vemos la relación directa con la denominación de nuestra palmera.

Del Sahara al Himalaya
Ecológicamente, las Phoenix se presentan en ambientes muy variados: desde los áridos desiertos de calores insoportables, hasta las selvas de humedad constante con inundaciones periódicas, y desde el nivel del mar soportando su salinidad, hasta los 2.000 metros de altitud en las faldas del Himalaya.
Cómo identificarlas
Las hojas de las Phoenix son de fácil identificación, pues es la única palmera de hojas pinnadas que tiene los foliolos induplicados. Aclaremos: cada foliolo se inserta en el eje de la hoja –raquis– plegándose en forma de uve (v), o sea, con la abertura o concavidad hacia arriba a diferencia del resto de las palmeras de hojas pinnadas cuyo foliolo se pliega dejando la abertura hacia abajo. Tambien es específico de la Phoenix tener los foliolos acabados en punta: “pinchan”. Así mismo, estos foliolos, a medida que se acercan hacia el tronco, van sufriendo una transformación paulatina en fuertes y duras espinas: los acantofilos.


Macho y hembra
Todas las especies de Phoenix son dioicas: existe un ejemplar masculino y otro femenino. Las flores masculinas –estaminadas [desprenden polen]– y las femeninas –pistiladas [disponen de pistilos, el órgano femenino de la flor]– son de apariencia igual, cosa que no ocurre en otros géneros, sin embargo, las inflorescencias femeninas son mas largas y con las raquillas mucho más robustas.
Frutos de colores
Los frutos [que en Canarias llamamos támara o dátil] solo tienen una semilla y con una variación extensa de colores según especies que van desde el verde, amarillo o naranja al dorado amarillo-anaranjado (como la Phoenix canariensis), naranja brillante, marrón negruzco y varias tonalidades del rojo, púrpura o negro.

Resistentes al frío y al calor
Estas palmeras son, por lo general, duras: la mayoría de las Phoenix resisten sin problemas el viento, el calor, el clima árido e incluso algunas heladas. Todas necesitan el pleno sol excepto la P. roebelenii que prefiere luz filtrada. Las Phoenix, como la mayoría de las palmeras, necesitan importantes aportes de nitrógeno, potasio y magnesio, pero en su caso son más sensibles que otras a las deficiencias de potasio y magnesio. El punteado y amarillamiento de las hojas es el síntoma principal de esta carencia.
La complicación más grave
La complicación más grave que podemos tener con las Phoenix es que enfermen de «fusarium» debido a una debilidad producida por mal transplante o mal drenaje del suelo por encharcamiento. El fusarium baja las defensas como el SIDA en la raza humana y el porcentaje de muertes suele ser del 100 %; el hongo infecta el suelo por lo que hay que desinfectar bien antes de replantar.

Ha nacido una ‘Phoenix’
La germinación de las Phoenix es sencilla y rápida: la semilla emite una prolongación que se bifurca en dos, una será la raíz y la otra dará origen a la primera hoja. A este tipo de germinación se le denomina “remota”.

Fácil hibridación
En el caso de la P. dactylifera y para obtener las mismas características morfológicas de la palmera progenitora, emplea la propagación asexual, aprovechando los retoños que crecen junto a la base, aunque esta característica no se da en todas las Phoenix. Un problema ligado a la naturaleza dioica de las Phoenix y a la propagación del polen por el viento es la facilidad con que se hibridan. Existen una serie de híbridos reconocidos con nombres propios, pero estos a su vez pueden volver a hibridarse y complicar aun más su identificación, de ahí la dificultad de asegurar la pureza de una especie.