Buchón canario, el palomo ‘robón’ con ojos de ‘bandido’

EN BUSCA DE LAS RAZAS CANARIAS DEL MUNDO RURAL. En las azoteas de las casas de pueblos y ciudades del archipiélago canario fueron muy abundantes los palomares, para la cría de palomas mensajeras entre los aficionados a verlas volar y superar pruebas. También –sobre todo entre la chiquillería–, de palomos ladrones, los hermosos ‘buchúos’. El buchón canario se destina hoy a exposiciones. [En PELLAGOFIO nº 79 (2ª época, octubre 2019)].


■ El nombre, por el color “Ellos solos se van poniendo los nombres, por cualquier motivo”, explica Francisco Rivero (en la foto, en su palomar con Fernando Falcón). El famoso Turbo, que da nombre a la Sociedad Turbo del Buchón Canario, porque volando era “un turbo”, el Bonito por la belleza que le granjeó premios… Pero es el color de su plumaje lo más habitual (Pizarro, Rodado, Morita, etc.) ● |

■ Colores, todos, pero… El estándar de la raza admite toda la gama de colores, aunque cada colombicultor tiene sus preferencias. “Yo prefiero azules, negros y rodados, como la paloma salvaje en Canarias”, dice Yeremi Rivero Rodríguez, que comparte afición con su padre desde que, en 1998, “era chiquitito y vino un día con una pareja de turbitos y los puso ahí en el palomar”, sonríe su padre Francisco ● |

■ Exposiciones y trofeos Dedicado en la actualidad a su muestra en exposiciones, el buchón canario Berrendo, dice Francisco Rivera, “era espectacular y ganó seis títulos: insular, regional y Campeonato de España tanto de pichón como de adulto, con jueces diferentes”. En la foto, muestra el trofeo del Consejo Superior de Deportes por su palomo Negro, que fue Campeón Absoluto de España ● |
Por YURI MILLARES
La colombofilia ha sido, históricamente, una afición muy popular en Canarias –un archipiélago, por cierto, con sus propias y endémicas especies de paloma silvestres– desde que en 1884 fueron introducidas las primeras palomas mensajeras desde Lieja (Bélgica) por Alonso Nava Grimón, Marqués de Villanueva del Prado, en La Laguna (Tenerife) y Francisco Manrique de Lara, en Las Palmas (Gran Canaria), que son los primeros en tenerlas (1).
La afición se extendería rápidamente en unas islas de orografía agreste, con escasas y deficientes comunicaciones, en las que la paloma mensajera tuvo rápida aceptación. Como dato curioso, la violenta erupción del volcán Chinyero en noviembre 1909 en Santiago del Teide fue descrita en directo, desde el lugar, por el profesor Antonio Ponte y Cólogan enviando sucesivos mensajes con palomas mensajeras (2) a las autoridades.
Pocos años antes, en 1900, un grupo de aficionados funda en Las Palmas la –pionera en el archipiélago– Sociedad Colombófila de Gran Canaria, cuyo primer presidente fue el entonces comandante de infantería Santiago Cullen y Verdugo. En su libro Nociones de colombofilia y estudio de telegrafía alada aplicada a las islas Canarias, publicada ese mismo año, escribe sobre los enemigos de “nuestras avecillas”, entre los que se encontrarían los cazadores y las rapaces, pero también “una raza odiosa de palomas mensajeras llamadas buchonas”, añade citando a su vez al “Sr. Castelló en su magnífica obra Colombofilia” (3).
Incautas al galán
Los “pichones vigorosos” de esta raza, añade, “a los tres meses, y tenidos en continuo celo privados de hembra, buscan ansiosos pareja y cayendo entre nuestros pichones, que, por defecto de raza son poco precoces, arrastran a las hembritas jóvenes cuyos machos no las atienden lo suficiente, y siguen incautas al galán que las lleva a su palomar donde quedan presas”.
Fernando Falcón Sánchez, colombicultor y juez nacional de colombicultura, recuerda que “palomas, cabras y conejos había en todas las casas”, ya fuera en Las Palmas, Gáldar o en Arucas (en cuyo barrio de Santidad nació él en 1949), en el norte de Gran Canaria. “Todo el mundo tenía las dos cabritas para la leche, los conejos para la carne y las palomas para matar algún pichón cuando caía alguna persona enferma, en una tacita de caldo de pichón”, detalla.
«Mucha gente que tenía los palomos buchones los querían para que les llevaran palomas para comérselas, no se tenían para otra cosa»FERNANDO FALCÓN, colombicultor
Además de palomas mensajeras, confirma, “había mucha gente en los campos con palomas de las que en el argot de los palomeros llamamos palomas bastas (palomas cruzadas) y mucha gente que tenía los palomos buchones, que los querían para que les llevaran palomas para comérselas”.
“No se tenían para otra cosa –precisa–, no es como hoy que las tenemos para llevarlas a una exposición. Eran expresamente para eso y les decíamos palomos buchúos o robones, también buchón de la tierra, buchón de pico chico o palomo ladrón. Lo de buchones es una palabra más nueva”.
En los campos y pueblos de Gran Canaria los niños de su generación tenían mucha afición a las palomas y el propio Fernando tuvo su primera pareja cuando apenas contaba siete años de edad. “Un señor de Arucas, se llamaba Juanito Arbelo, me dio dos palomas mensajeras. Y el primer buchón canario me lo trajo un señor que se llamaba Manolo Santana el Rubio, que me lo trajo de Gáldar, que, dicho sea de paso, después se lo comió un gato. Me emociona hablarle de esto porque son vivencias que tiene uno”, relata.
Que viene el pollero
Recuerda Fernando a “los antiguos polleros, gente que se dedicaba a comprar pollos”. Colgaban gallinas y pollos de “unos palos y aprovechaban los viajes de los camiones que venían con tomates de La Aldea a Las Palmas. Cuando traían palomas, los chiquillos los estábamos esperando. «Adolfito, ¿trajiste algo?» «Vengan acá a ver». Traía palomos buchones de Gáldar y de esas zonas. «¿Cuánto vale ese?». «Una peseta». Y nos quedábamos con esos palomos que venían de Gáldar”.
En los años 60 y 70 introdujeron el colitejo, “un palomo con más buche y fueron deteriorando la raza; algunos colombicultores nos reunimos para dar forma al estándar”, dice Fernando Falcón
En los años 60 y 70 algunos palomeros introdujeron el colitejo, “un palomo con más buche, empezaron a hacer cruces y fueron deteriorando la raza en Gáldar; pero en Las Palmas y en Arucas teníamos el original y a partir de ahí algunos colombicultores nos reunimos en el Barranquillo, en Arucas, para aunar criterios y dar forma al estándar”.
La reunión congregó a un numeroso grupo de criadores que se puso de acuerdo en las características que debe tener el palomo buchón canario.
“De la bravía canaria tiene su tamaño pequeñito, la pluma apretada y el ojo de bandido como un cernícalo, pero las características morfológicas más acentuables que tiene son un 70 por ciento del rafeño. Es de pata muy corta, el buche ancho de pecho y cortito con una hendidura (el rafe) que le sale debajo del pico y le parte el buche en dos tapas, la frente acarnerada (parece un carnero que va a topar), la parte alta de la cabeza completamente plana, el pico corto y ancho y la nariz como una uve abierta y una carúncula finita”.
El palomo buchón canario está formado por cruces: procede del rafeño, de la paloma bravía canaria y Del buchón valenciano antiguo
“El palomo buchón canario está formado por cruces. Se cree (y gran parte de su morfología así lo dice) que procede del rafeño, de la Columba livia canariensis [la paloma bravía canaria] y el buchón valenciano antiguo –describe–. De hecho, es un palomo único: pequeño, corto, meloso, muy ardiente, con una pluma muy apretada, una cabeza diferenciada de la mayoría de las razas y unas características que sólo el buchón balear y el rafeño (de donde vienen sus orígenes) se le puede asemejar. Las demás razas difieren completamente”.
La Real Federación Española de Colombicultura reconoció el estándar de esta raza en 2006. Durante uno de los certámenes que va convocando en diversas ciudades para exposición y celebración del campeonato nacional, con reconocimiento de los mejores ejemplares, se realizó una primera evaluación con un palomo que se llamaba Turbo.
“Lo evaluaron una serie de jueces y biólogos que destacaron la calidad de la pluma y sus características muy antiguas –dice Fernando Falcón–. A raíz de eso se llevó a Turbo a Cheste, en Valencia, para una segunda evaluación a la que fueron [los colombicultores] Julio Cardona, Francisco Rivero y Agustín Castero, y allí ya se aprobó, en 2006, el estándar”.
Paco Rivero le preguntó a Chano Medina: “El palomo ese azul guapo, ¿vuela?”. Chano le contestó: “¡Buah, eso es un turbo!” Y ‘Turbo’ se quedó
Así nace, poco después, la Sociedad Turbo del Buchón Canario, en honor al primer palomo que se llevó a la Península. Le pusieron ese nombre un día que Francisco Rivero le preguntó a Chano Medina, cuñado de Fernando y a quien éste le regaló el huevo de donde nació, “el palomo ese azul guapo, ¿vuela?”. A lo que Chano le contestó: “¡Buah, eso es un turbo!” Y Turbo se quedó.
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(1) Diario de Las Palmas publica el 3 de mayo de 1982 un artículo del periodista Rafael González Morera en el que hace un recorrido por la historia de la colombofilia en Las Palmas tras entrevistar al veterano colombófilo Francisco Sánchez Ramírez.
(2) Carlos Cólogan Soriano, “Palomas mensajeras transmiten la erupción del Chinyero en 1909”, Pellagofio nº 70, diciembre 2018.
(3) Santiago Cullen y Verdugo, Nociones de colombofilia y estudio de telegrafía alada aplicada a las islas Canarias, 1900. Edición facsímil, Cabildo de Gran Canaria, 1992, pág. 95.