El Arca de la Atlántida

Hasta tres razas de ovejas en Canarias, todas autóctonas

EN BUSCA DE LAS RAZAS CANARIAS DEL MUNDO RURAL. De las 41 razas de ovejas reconocidas por el Catálogo Oficial de Razas de España, tres corresponden al archipiélago canario. La más abundante es la canaria (leche para quesos), la palmera está en peligro crítico de extinción (aptitud cárnica) y la única sin lana es la pelibuey o de pelo (para estiércol y corderos). [En PELLAGOFIO nº 71 (2ª época, enero 2019)].

Oveja palmera con su cordera.| FOTO YURI MILLARES/AGUSTÍN CASASSA

■ Pequeña, rústica, longeva
Así describe a la oveja palmera el ganadero Custodio Pedrianes, que participó en el rescate de ejemplares (sobre todo carneros, en la foto) en la Caldera de Taburiente, que se sumaron a la media docena que apenas quedaban en Don Pedro (Garafía) y, a iniciativa de Antonio Manuel Díaz Rodríguez, el Cabildo de La Palma las destinó a recuperar la raza en 1982 ●

■ Canaria, la más extendida
La ovina canaria es, de las tres razas de oveja del archipiélago, la que está más extendida: unas 5.200 en Gran Canaria (muchas de ellas trashumantes, como la rayada de pelo negro de la foto, a la que el pastor José Mendoza pone una cencerra), 2.600 en Fuerteventura, 1.000 en El Hierro, 140 en Lanzarote y 30 en Tenerife, según el Libro Genealógico de la Ovina Canaria ●

■ Pelibuey, la oveja de pelo
Su buena adaptación a zonas cálidas, el que no necesite esquileo y que aproveche los subproductos agrarios, como los del cultivo del plátano, han sido los principales atractivos de esta raza, destaca la asociación de criadores Ovican. Pero si su estiércol es muy valorado, también se ha revelado como una buena productora de carne, de un aroma y sabor más suave que otras razas ●

DESPLEGABLE + INFO

HISTORIA ORAL
«La oveja canaria es «cuerpuda, bien vestida de lana y con buen ubraje»»
Generaciones de pastores han ido seleccionando durante siglos las mejores cualidades de lo que hoy es la oveja canaria. Especialmente en el norte de Gran Canaria, donde todavía practica la trashumancia. “Les gusta que les cambies el ritmo”, dice el pastor Cristóbal Moreno.

Por YURI MILLARES

La oveja es un animal que llegó a las islas Canarias con los primeros pobladores que se asentaron en el archipiélago procedentes del norte de África, que también trajeron el cerdo o la cabra. Muchos siglos después, sorprendió a los conquistadores porque no tenía lana, era “un ovino de pelo de capa blanca de gran tamaño, con tendencia al engrasamiento, en algunas islas descritos con cuernos”, citan diversos historiadores de los últimos siglos (1). “Al parecer, estos animales se mantenían en régimen de semilibertad y no se sometían a ordeño”, añaden.

Ganado ovino de pelo («rapas» decían antiguamente los pastores canarios; «pelibuey» las llaman en el continente americano, a donde Colón llevó las primeras), oveja, cordera y carnero fotografiados en Gran Canaria en diciembre de 2018. | FOTO ISIDORO JIMÉNEZ

Los investigadores Juan Vicente Delgado (Universidad de Córdoba), Marichu Fresno (Instituto Canario de Investigaciones Agrarias) y otros –“Origen e influencias del ovino canario”, revista Archivos de Zootecnia (2)– precisan que entre los años 3000 y 4000 a.C. “la latitud africana que corresponde a las islas estaba poblada por ovinos de lana (…) por lo que la introducción de la oveja de pelo debió ser anterior a esta fecha”.

Orígenes
Tras la llegada de los conquistadores en el siglo XV llegan nuevas razas de oveja procedentes de la Península, en este caso de lana, para la confección de ropa y mantas que sustituyeron a las pieles y tejidos vegetales con que vestían los antiguos canarios, a la vez que eran de aptitud lechera para la confección de quesos. Y a la inversa, desde el segundo viaje de Colón, se exportan numerosas ovejas de pelo de las que tenían los indígenas isleños hacia América, que se extendieron ampliamente.

«Todas las ovejas que tenemos en Canarias vienen del mismo tronco aborigen que era la oveja de pelo»JUAN CAPOTE, veterinario e investigador

Un carnero bala entre las ovejas de raza canaria de un rebaño en la isla de El Hierro. | FOTO ISIDORO JIMÉNEZ
Ovejas canarias en una majada en el norte de Gran Canaria, de noche duermen y abonan el terreno; de día se ordeñan y se sueltan. | FOTO YURI MILLARES

“Todas las ovejas que tenemos en Canarias vienen del mismo tronco aborigen que era la oveja de pelo. Después llegaron los europeos y vieron que tenían necesidad de lana para sitios fríos. Al contrario que en el Caribe, que está demostrado que las primeras se las llevó Colón y allí la lana no tenía sentido”, resume Juan Capote, el veterinario e investigador que mejor conoce las razas ganaderas y de abasto del archipiélago, entrevistado para El Arca de la Atlántida.

Siglos de mestizaje, evolución, adaptación y reintroducción han dado lugar a las tres razas de ovino que actualmente existen en estas islas –todas ellas en peligro de extinción–: dos razas de lana (la canaria y la palmera), resultado del cruce con las de pelo al que hace mención Capote, y la raza de pelo, que se reintroduce de nuevo en los años 90 del siglo XX desde el continente americano (donde se conoce como pelibuey).

Oveja canaria
En el Catálogo General de Razas de España desde 2008, “se considera autóctona ya que en su base estuvieron los ovinos paleocanarios [más antiguos]”, dicen de la raza ovina canaria de lana los investigadores del artículo citado, al estimar que procede de las que trajeron los colonizadores europeos desde los puertos del sur de la Península Ibérica y de las incursiones en la costa africana, mezclada con la que había de pelo. “Esto conformaría la actual raza canaria, muy polimórfica como justifica su origen”, añaden.

La raza ovina canaria procede de las que trajeron los colonizadores europeos y de las incursiones en la costa africana, mezclada con la que había de pelo

José Mendoza (Pepe el de Pavón) coloca la cencerra a una de sus ovejas durante la trashumancia desde el cortijo de Pavón a la presa de las Niñas. | FOTO YURI MILLARES

La raza ovina canaria es la más abundante y está ampliamente extendida en el archipiélago (unas 9.000 cabezas), sobre todo en Gran Canaria (más de 5.000) –donde muchos ganados siguen realizando la trashumancia de costa a cumbre que los antiguos canarios practicaban con sus rebaños de cabras, y es la base de los famosos quesos con denominación de origen Flor de Guía, Media Flor de Guía y Guía–, Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro, y, en menor medida, Tenerife. Dedicada a la producción de leche para elaborar queso, la lana ya no se aprovecha y la carne nunca fue un recurso del que se hiciera uso (salvo los corderos en época de cría).

“Nuestros abuelos y nuestros bisabuelos no criaban ovejas para producir carne. Mi padre me comentaba que, antes, cuando las ovejas se iban poniendo viejas y no seguían al ganado se iban muriendo o las iban matando, las tiraban a los barranquillos y se las comían los guirres, que por la noche o a la mañana siguiente ya no estaban sino los huesos”, relata el pastor trashumante Cristóbal Moreno en el cortijo de Caideros (norte de Gran Canaria).

«Nuestros abuelos no las criaban para comer carne, cuando se iban poniendo viejas y se iban muriendo, se las comían los guirres»CRISTÓBAL MORENO, pastor

Y añade: “No se mataba ningún animal para aprovecharlo en la casa. Es que no sabían qué hacer con ellas. Lo único que se comían de las ovejas era la leche y el queso –hace una pausa, antes de precisar–, bueno, los corderos pequeños sí se los comían, los freían en sartenes con la manteca de cochino sin sal, que la derretían y freían la carne, aunque la mayoría de los corderos se hacían a la brasa” (más información en «La oveja canaria es cuerpuda, bien vestida de lana y con buen ubraje”).

Oveja palmera
En el Catálogo General de Razas de España desde 1997 y con apenas unas 300 cabezas entre reproductoras, carneros, recría y cebos, la raza ovina palmera se encuentra actualmente en grave peligro de extinción. Para colmo, los pocos criadores que se esfuerzan en preservar la raza se quejan de que los rebaños suelen ser víctimas del ataque de perros asilvestrados que matan tanto ovejas como corderas.

También “de perros con dueños a los que no les da la gana de tenerlos controlados, y de algunos cazadores (los menos) que son demasiado confianzudos”, se queja Custodio Pedrianes, presidente de la Asociación de Criadores de Ovejas de Raza Palmera. “Lo más que matan son la recrías, porque es lo más fácil de pillar. Yo sé de gente que le han matado el lote completo”, da más detalles.

«Los rebaños suelen ser víctimas del ataque de perros con dueños a los que no les da la gana de tenerlos controlados»CUSTODIO PEDIANES, presidente de la Asociación de Criadores de Ovejas de Raza Palmera

Fotografía remitida por criadores de la oveja palmera: cordera muerta por ataques de perros. | FOTO ARCHIVO PELLAGOFIO

La isla de la Palma –donde se concentra la casi totalidad del censo de este animal (también hay algunas en Tenerife)– tuvo una “especial influencia galaico-portuguesa en su colonización”, destacan investigadores como Juan Vicente Delgado (Universidad de Córdoba) o Marichu Fresno (Instituto Canario de Investigaciones Agrarias).

Por ello, “es presumible”, dicen, que entre los siglos XVII y XVIII, al terminarse el monopolio del comercio “de los puertos del sur de la Península, fueron introducidos en esta isla ovinos [desde Galicia y Portugal], que formaron una población criolla que constituyó la raza palmera actual, muy homogénea en cuanto a forma y función, como se justifica por su origen”.

Custodio Pedrianes lleva tagasastes al cercado en Garafía donde tiene sus ovejas palmeras. | FOTO TATO GONÇALVES

Aunque también era una oveja con aptitud lechera (pues las razas de lana han tenido en Canarias un aprovechamiento eminentemente lácteo, mientras que el consumo de su carne, incluso de los corderos, ha sido siempre bajo), la evolución de este animal ha derivado hacia una selección de su aptitud cárnica.

“Antiguamente era diferente, se utilizaban hasta las zaleas (el cuero de la oveja) para los niños pequeños y para las personas mayores que estaban en la cama y se orinaban; se utilizaba la lana para tejer, se consumía la leche y la carne, se utilizaba todo”, explica el ganadero Custodio Pedrianes.

«La raza ovina palmera, debido a su rusticidad y sistema de explotación, es una raza potencialmente productora de corderos de alta calidad» dice un estudio de la ULPGC

El presidente de la Asociación de Criadores de Ovejas de Raza Palmera con una de sus ovejas reproductoras. | FOTO TATO GONÇALVES

“Es como todo, si a estas ovejas tú las estabulas y las cuidas como a las cabras, dan leche. Pero eso no lo hace hoy nadie con esta oveja…”, sigue diciendo Pedrianes, que empezó a criarlas por aprovechar el estiércol, aunque en la actualidad “lo que se aprovecha son los corderos”, añade.

De hecho, la Facultad de Veterinaria de la ULPGC realizó un estudio, publicado en 2014 con el título “Cordero de raza palmera: una carne más cardiosaludable”(3), donde señala que “la raza ovina palmera, debido a su rusticidad y sistema de explotación, es un claro ejemplo de raza potencialmente productora de corderos de alta calidad”, al ser “criados en extensivo, sin suplementación alguna de pienso”.

“De manera general”, destaca el estudio, las canales de 10 kg de raza palmera presentan “mayores porcentajes de músculo y menores de grasa subcutánea e intermuscular”, y la “carne procedente de canales de raza palmera a los 5 kg, poseía un menor porcentaje de ácidos grasos saturados y un mayor contenido de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsturados, siendo el valor del índice de Aterogenicidad de casi la mitad del valor del índice de las canales de origen comercial”.

Oveja canaria de pelo
El primer ganado ovino “que acompañó a los antiguos aborígenes canarios procedentes del norte de África”, señalaban en 1998 los investigadores Delgado, Fresno y otros en el artículo “Origen e influencias del ovino canario”, es “el que probablemente dio origen” a la raza ovina canaria de pelo (desde 1997 también en el Catálogo General de Razas de España). Pero, aunque “parece probado que en las primeras etapas de la colonización americana fueron llevados ovinos de pelo canarios” y “se multiplicaron prodigiosamente”, les parecía exagerado considerar un “retorno” la nueva aparición de estas ovejas de pelo en Canarias.

«La selección desarrollada durante casi 500 años ha hecho que las pelibuey actuales no coincidan con los que salieron de Canarias en 1493»DELGADO, FRESNO y OTROS investigadores

‘Mencey’, semental del ganado ovino de pelo seleccionado a partir de líneas genéticas puras en la finca Las Galletas (Tenerife, 1999). | FOTO YURI MILLARES

“También están demostrados aportes posteriores de animales africanos y, además, los procesos de deriva genética y la selección tanto natural como artificial, desarrollada durante casi quinientos años, ha hecho que las pelibuey actuales no coincidan con los que salieron de Canarias en 1493”, añadían.

El primero en interesarse por esta raza fue el productor platanero Rodolfo Sicilia, en Tenerife (4). Buscaba un animal alternativo a la vaca, más pequeño, más cómodo de manejar y más rústico, que a la vez se pudiera alimentar de los desechos del cultivo de la platanera (rolos, hojas) y del empaquetado (plátanos), de forma que facilitara el trabajo en la finca eliminando el vegetal sobrante que, en el suelo, al estar con riego por goteo, no se pudre y dificulta que los trabajadores puedan caminar dentro de las plantaciones. Fue así como llegaron del continente americano ovejas pelibuey.

En 1990 los etnógrafos Manuel Lorenzo Perera y José Espinel Cejas habían ido a entrevistar a un viejo cabrero del sur de la isla, José Rodríguez, de 104 años, pues estaban investigando sobre José Martín Rancel, el Comandante de los Pastores, y la lucha que mantenían por mantener el pastoreo en Las Cañadas, por lo que fueron perseguidos. En mitad de la entrevista a Espinel se le ocurre preguntar al viejito si había oído alguna vez hablar de “la oveja rapa o la oveja pelibuey, porque las llamaban rapa antiguamente, pelibuey se dice en América Latina porque son coloradas”, recuerda.

«Yo vi las últimas [ovejas de pelo] en el año 1927 en Ifonche y al ordeñarlas daban una leche muy amarilla»JOSÉ RODRÍGUEZ, cabrero tinerfeño de 104 años

Para su sorpresa, responde “sí hombre, yo vi las últimas en el año 1927 en Ifonche y al ordeñarlas daban una leche muy amarilla, muy espesita, eran buenas de leche”. Eso les rompió los esquemas. “Localizamos a Rodolfo Sicilia y vino sobre la marcha”, que le describió las que tenía en su finca, continúa Espinel, “«Sí, sí», insistía el cabrero y Sicilia no se lo creía. Entonces llamó a Ángel, el capataz de la finca, y le dice: «Prepara el remolque que bajo ahora mismo».

Volvió con su Mercedes 500 y un remolque pequeño con un casal (un borrego y una borrega) y le preguntó: «¿Eran como éstas?» «Sí hombre, ¿no le dije yo que eran así?». «Pues son para usted», le dijo Sicilia y se las regaló”.

De las islas de La Palma y Tenerife había conseguido Sicilia ejemplares para su finca de plátanos La Estrella, en Las Galletas “que, sin embargo, no eran de una gran pureza genética, puesto que la raza se había degradado con los sucesivos cruces a que ha sido sometida durante mucho tiempo. Una veterinaria cubana, Caridad Carmenate, especialista en la oveja pelibuey (en la isla caribeña hay más de un millón y medio de cabezas) comenzó a hacer visitas periódicas a la finca con la misión de recuperarla genéticamente con animales de aquí. Mediante inseminación artificial fue seleccionando líneas genéticas puras”, escribí en mi primer acercamiento a esta raza ganadera, tras visitar a finales de 1998 la finca La Estrella.

Una vez que fue reconocida como raza autóctona se empezó a trabajar en sendos planes de conservación y mejora, que fueron “avanzando muy rápidamente, porque los ganaderos empiezan a plantearse no sólo producir estiércol, sino también carne”, debido a su calidad, me explica el veterinario Luis Bermejo (investigador de la Universidad de La Laguna), dato que confirmó una tesis doctoral (5) que dirigió en 2012, dedicada a estudiar la carne de las razas canarias de pelo y de lana.

Con un censo que superaba las 8.000 cabezas hace unos años, a finales de 2018 la oveja de pelo se encuentra en una grave crisis, con apenas 3.000 animales censados

Sin embargo, con un censo que llegó a superar las ocho mil cabezas hace unos años, a finales de 2018 se encuentra en una grave crisis, con apenas 3.000 animales censados y unos ganaderos desmotivados y desmoralizados debido a la poca venta que están teniendo los corderos. Una crisis que requiere abordar medidas como “la mejora de la comercialización de la carne” en despieces y no en canales, opina Bermejo.
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(1) Torriani en el XVI; Abreu Galindo en el XVII; Viera y Clavijo en el XVIII; Cuscoy, Cioranescu, Martín de Guzmán, Pais y Tejera en el XX.
(2) DELGADO, J. V., FRESNO, M. R., CAMACHO, M. E., RODERO, E. y BARBA C., “Origen e influencias del ovino canario”, Archivos de Zootecnia, volumen 47, 1998, núm. 178-179, pág. 512. [Archivo en pdf] (3) Varios autores, en Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, núm.6, 2014, pág. 45.
(4) MILLARES, Yuri, “La oveja de los aborígenes. Una finca de Tenerife selecciona genéticamente la raza, común ahora en Cuba”, Canarias7, 7 de febrero de 1999.
(5) CAMACHO PÉREZ, Ángeles, Tesis Doctoral: Estudio de la calidad de la canal y de la carne de dos razas ovinas locales: la raza canaria y la raza canaria de pelo, Departamento de Ingeniería, Producción y Economía Agraria, Universidad de La Laguna, 2012.

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